Moda y Belleza

La columna del Doctor Valdés: Cirugía de la Felicidad ¿Existe?

A partir del siglo XX comienza la mercantilización del concepto de belleza del cuerpo, y esto se convierte para algunos en un objeto a explotar económicamente. Este proceso no sólo involucra el cuerpo, sino también las emociones, sueños y temores futuros de la persona. Los pacientes ya no son tratados como tal, sino como clientes. Para algunos la medicina se convierte en una mercancía y entra en el sistema capitalista de la oferta y demanda.

Por doctor Héctor Valdés Cirujano Plástico @DrHectorValdes

Se han constituido empresas en todo el mundo dedicadas a obtener beneficios de los productos y servicios que venden, con una mínima información sobre quiénes serían los receptores ideales de ese producto o servicio, como si la piel y el cuerpo fuesen los mismos en todas las razas, climas y edades. Sólo importa aumentar las cifras de ventas con la palabra mágica de «belleza» en cualquier tratamiento, y esto sin distinción. Así, por ejemplo, muchas mujeres impulsadas por la publicidad de máquinas que prometen tratamientos milagrosos han pasado por costosos tratamientos de aparatología para tratar de eliminar la celulitis. Pero resulta que la piel de naranja continúa siendo la misma, incluso después de centenares de millones de dólares gastados por mujeres de todo el mundo. Se utiliza el eslogan de «belleza» para vender y conseguir beneficios económicos de los fabricantes de máquinas de todo tipo, pero lo único que se ha logrado es precisamente distorsionar este concepto, generar desconfianza y recelo. Finalmente algo tan esencial como es la búsqueda de una mejor calidad de vida, hoy muchas veces se ve como un camino lleno de obstáculos y trampas. Innumerable cantidad de tratamientos y máquinas han quedado en el olvido luego de haber sido incapaces de conseguir lo prometido: «cuerpo sin celulitis», «cuerpo sin estrías», «adiós a la flaccidez» y así la lista sigue. No manipulemos la ilusión de cada persona por un cuerpo más bonito.

Ser un buen estudiante o un buen profesional no se consigue con una píldora mágica. Se logra con trabajo, dedicación, el esfuerzo de cada día, ¡y por ¡muchos años! Lo mismo con la salud y belleza de nuestro cuerpo. Requiere de persistencia, buena alimentación. Lo que implica decirle NO a las grasas saturadas, SÍ al consumo de fruta y verduras en abundancia; preferir el consumo de agua v/s bebidas con colorantes; reducir el consumo de azúcar, y así una larga lista de acciones que todos conocemos. ¡No engañemos a nuestra inteligencia! Primero la salud, que la belleza llega sola por añadidura. ¿Y la medicina estética, los tratamientos de belleza, la cirugía y máquinas de todo tipo? Por supuesto, con mucha información previa, dosificados y para soluciones concretas. La belleza se construye día a día, con cada detalle y con lo que cada uno hace por sí mismo.

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