Estamos inmersos en la esfera del culto al cuerpo, donde te quitas lo que te sobra y te pones lo que te falta, ajustados al estilo que marque la tendencia vigente, por supuesto. Dando lugar a un mercado bastante amplio de cirugías y artificios que se alimenta de todo lo que nos disgusta y queremos cambiar de nuestra anatomía; color, longitud y formas de cabellera, comprar los pechos perfectos, labioplastías, narices respingadas, liposucciones, etcétera.
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Para todos hay, pues somos maravillosamente imperfectos, y recientemente existe una oferta en el sector de la belleza cuya demanda va a la alza: implantes de cejas.
Si la madre naturaleza no te dotó de unas gruesas y abundantes como las de Lily Collins o Cara Delevingne, y estás cansada de delinearlas y sombrearlas con maquillaje, ahora puedes obtenerlas desde los mil hasta los 5,000 dólares.
Un especialista de este tipo de implantes, el Dr. Robert Dorin, entrevistado por el sitio Refinery29 confirmó que en efecto ha aumentado la demanda de trasplantes de cejas y mucho ha tenido que ver la moda; mientras hace pocos años las cejas delgadas y súper delineadas eran tendencia ahora se perfilan las gruesas como el ideal.
De hecho una de las causas por las que nuevas clientas acuden a estos implantes, es precisamente haberse sacado tanto la ceja en los 2000’s hasta que les dejó de crecer, y otras razones como la genética, hormonas, cicatrices, etc.
El procedimiento consiste en extraer cabello de la cabeza e implantarlos uno por uno en micro-incisiones hechas en la piel, en la cantidad y longitud deseada, y tarda de dos a ocho horas; su recuperación parece no tener grandes complicaciones.
Paradójicamente, siempre he tenido debilidad por las cejas gruesas (y por Björk), que ahora sólo estaría a un billete de distancia o lo proporcional al odio que manifieste por mis delgadas cejas y la inconformidad por el cuerpo en general, que es de lo que se alimenta la industria. Pero mejor, sigo admirando a la islandesa cuya aceptación y belleza natural trasciende a cualquier moda pasajera.
Fuente: Refinery29