Moda y Belleza

Mi primera clase de Pole Dance

Ultra recomendable para sentirse sexy y tonificar el cuerpo

A las minas -aunque no lo digamos siempre- queremos sentirnos sexies y deseadas. Pero pucha que cuesta. Por lo mismo, me puse a pensar en qué podía hacer para sentirme así, pero no para que me lo dijeran, sino solo para yo creerme el cuento de que soy una femme fatale. Entre algunas cosas, se me ocurrió comprarme una linda ropa interior, pero en mi actualidad de soltera, pensaba ¿A quién se lo voy a mostrar si no tengo pololo? Porque a esos que se aparecen de repente no se lo merecen, por lo que eso no era opción.

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Después pensé que usando tacones podría conseguirlo, pero deserté cuando un día salí con unos zapatos ultra altos y parecía mujer con problemas articulares, ya que realmente no podía caminar. Finalmente, tuve la brillante idea de hacer clases del caño. Hace algunos meses había investigado sobre los beneficios del Pole Dance, lo que incrementó aún más mis ansias. Así fue como me puse como loca a buscar lugares en internet donde podía hacerlo, pero como ya les dije que soy buena para las compras, mi capital de inversión era muy bajo como para pagar 40 lucas mensuales para tener dos clases a la semana. En ese momento dejé de lado esa posibilidad y seguí pintándome los labios fucsia, por lo menos de esa forma me creía un poco sexy.

Un día, un increíble descuento me cayó del cielo y llegó a mi mail. Me ofrecían cuatro clases de Pole Dance por 18 mil pesos. No era el gran descuento, pero por lo menos podía pagarlo.

De esta manera llegué el miércoles pasado a mi clase número uno de Pole Dance. ¿Quieren saber si me sentí sexy con mis mini short y mi polera ajustada? La respuesta es sí, y mucho. ¿Quieren saber si me veía sexy? La respuesta es NO. Me veía lejos la mina más tiesa del mundo. Pero me divertí.

La clase partió con una pregunta de la profesora, ¿Quién hace deporte habitualmente? Yo creyéndome la mejor, le dije que iba al gimnasio, que hacía pesas y que hasta jugaba a la pelota. En espera de un “muy bien” me llevé la sorpresa de que me dijera que los ejercicios que hacía no eran muy compatibles con el sensual bailecito y así fue. Descubrí que tengo menos elongación que mi abuelita y que mi postura corporal es pésima. Ahí comencé a darme cuenta que el Pole Dance era más difícil de lo que yo pensaba.

Luego vino una advertencia de la seca del caño, nos dijo que haríamos un pre calentamiento rudo, pero no me asusté, pues pensé que no tendría complicaciones. Me equivoqué. Empezó a hacer movimientos de elongación extrema, algo parecido a lo que hace en Yoga y estiré partes de mi cuerpo que en mi vida había elongado. Fue rudo en verdad y hasta hoy me duelen los abdominales.

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Las ocho alumnas que habíamos en la sala, siete éramos más o menos de la misma edad, a excepción de una que era madre de otra chica, la que al final se convirtió en  la estrella de la clase. Ídola, la llamó la profe, y explicó que la experiencia influye.

Cuando ya me estaba por caer al suelo, por mis músculos agarrotados, vino la parte entretenida. Por fin comenzaron los trucos. Primero tuvimos que echarle un poco de vinagre al fierrito para limpiarlo y para evitar que la sudoración nos hiciera resbalar. La profe nos dijo que hoy solo aprenderíamos dos movimientos porque éramos todas novatas. Paso del policía de llamaba y era solo girar en el caño sin subir mucho. Cuando la experta nos mostró, me dio envidia y no de la sana, ver lo sexy que se veía y lo simple que le salía, porque cuando me tocó el turno de hacerlo, fue ultra complicado. Aunque debo decir que al final de la clase, me llevé unas felicitaciones.

Estuve más de una hora jugando con el caño y cuando ya todas se estaban por ir, le pedí a la profesora que me enseñara un poco cómo escalar por él. Creo que fue lejos lo más difícil, porque hay que dominar el dolor que se siente en los pies y distribuir con una buena postura el peso del cuerpo. Pero me dijo que tuviera paciencia, que mejorara mi postura y que con mucho trabajo podría llegar a ser la reina del Pole Dance. Vamos a ver cómo lo hago en la segunda clase.

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