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Desde que era chica recuerdo cómo año tras año la prensa encargada de cubrir el Festival de Viña del Mar elige a su reina. Algunas ganan gracias al resultado de las horas en el gimnasio sumado al buen trabajo de cirujanos, y otras, a punta de pura simpatía. Aunque a algunos no les guste, como a mí, no podemos estar ajenos a la ceremonia veraniega que consagra a la mujer del momento.
La mayoría siempre son modelos de discos o figuras destacadas en la farándula nacional, que no representan a ningún equipo periodístico, programa de televisión, o que esté relacionada de alguna manera con la organización de éste. A ellas eso no les importa, pues van a cualquier programa y piden apoyo a su candidatura.
A veces me da un poco de risa, porque nadie las ha postulado, más bien lo hacen ellas mismas y citan a la prensa para las fotos oficiales en diminutos bikinis o en topless. Los hombres ni se quejan, incluso parecen estar extasiados ante tanta belleza y toman palco en todas las peleas que las candidatas inventan para tener más popularidad. Nada es tan ingenioso, copian todo lo que han realizado sus antecesoras, y para decir la verdad, nada del festival es nuevo, excepto que Chilevisión será el encargado de transmitir la ceremonia.
Me gustaba como era antes, más espontáneo. Tanto que llegó a ser reina la gran Celia Cruz. Esa sí que fue de mi agrado. No necesitó pasearse en bikini en ninguna piscina, ni tampoco hacer el baile del caño. Bastó su simpatía y sencillez, sabiéndose poco agraciada tomó la coronación como lo que es, un simple jugueteo de la prensa para ser más atractivo el espectáculo.
Ahora no, cada cual hace hasta lo imposible por ganar, me pregunto ¿De qué tanto les puede servir? Esta bien, reciben un carísimo anillo de una prestigiosa joyería, pero que por lo general regalan a una obra de beneficencia, las llevan a cuanto programa farandulero existe. Pero ellas ya son parte de ese ambiente, por lo que no lo hacen para hacerse conocidas. ¿Qué buscan? Yo pienso que sentirse reinas alguna vez. Tal vez la autoestima de las jovencitas no sea del todo buena, y necesitan tener tal reconocimiento, aunque no se iguale a ser Miss Chile. Tener a toda la prensa a sus pies y sentirse ganadora tiene que ser gratificante.
Me gustaría que este año ganara alguien más real, que no se haya postulado sola, y que sea del cariño de todos. Aunque sabemos que dicha coronación no cambia la vida de nadie.