México

Lecciones básicas de belleza y estilo que sólo María Félix podría darnos

No por nada a María Félix le cantaban aquellos versos de Agustín Lara, “María Bonita”

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Han pasado 15 años desde la muerte de una de las mujeres más icónicas del cine mexicano y aún hoy, sigue siendo recordada por el papel de femme fatale que la caracterizaba en cada una de sus películas.

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Retadora y de un carácter indomable, María Félix hipnotizaba a cualquiera con tan sólo hacer acto de presencia. Resulta difícil imaginarla sin sus joyas colgantes, sus peinados altos y rizados o sus cejas levantadas que acentuaban su facciones de mujer frívola y desafiante, algo que rompió con cualquier estereotipo de mujer de su época. Pero ¿de dónde provenía aquella belleza que destilaba? No de una crema facia, una estricta dieta o una visita al cirujano plástico.

“Bonita, bonitilla nada más, no, no, no basta, necesita uno saber caminar, estar siempre limpia, creo yo que es lo más importante, ir con el dentista, hacer gimnasia para ponerse siempre en forma, hay muchas cosas para ser bonita.”

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En 2016, la cineasta y escritora, Amanda de la Rosa, realizó un corto titulado «María Bonita: mis días con María Félix», en honor al día que su familia hospedó a La Doña en su casa, durante una visita al estado de Veracruz. La experiencia de De la Rosa, la llevó no sólo a convivir con la actriz, sino a entender el secreto detrás de su belleza.

La belleza empieza en la planta de los pies 

Pensarán que se trata de un cliché de los años veinte pero aún hoy, una mujer destila gracia al caminar, cuando se para erguida, con pecho y la cabeza en alto. ¿Alguna vez vieron a María Félix con la cabeza hacia abajo? Nunca.

La diva mexicana decía que el peor insulto para una mujer -según México- era que le dijeran «vieja» pero el porte que llevó hasta el final de sus días, afirmó todo lo contrario. Aún a sus 80 años, María lucía impecable, con los cabellos acomodados en su lugar, los labios pintados de rojo y sobre todo, una gracia exquisita.

“Una mujer original no es aquella que no imita a nadie, sino aquella a la que nadie puede imitar”

La palabra más importante del diccionario: amor propio

María Félix se tenía tal amor propio, que no importaba el momento, ella lucía deslumbrante. Y por amor propio no se refiere a simplemente aceptarte con todos tus defectos y virtudes, sino a creer lo bella que eres. «La belleza es una percepción, un espejismo» y una debe ser la primera en creérselo para que los demás lo crean. Claro, no hay forma de verse bella si una no se siente así.

«Nunca he querido a nadie como me quiero a mí misma»

“Si uno está guapo por dentro naturalmente se refleja y embellece el exterior”

Haz lo que te venga en gana

…Y no te arrepientas.“No me des consejos, yo puedo cometer errores sola”, decía María Félix lo que nos hace pensar que iba por la vida haciendo lo que quería, bajo una especie de filosofía «ensayo y error». María siempre se veía espectacular porque se vestía como quería, así fuera con pantalones en una época donde estaba mal visto que las mujeres los usaran. Cantaba aún cuando decían que su voz no igualaba a su talento actoral. Se dio el lujo de rechazar Hollywood porque no creía en la industria ni sus productos.

“Yo soy liberal porque siempre hago lo que quiero”

María pudo no haber tenido buena fortuna con el amor (a pesar de todos los hombres que tuvo), pero la vida profesional le sonreía por ser una mujer enigmática y respetable que siempre se presentó pulcra y elegante. A final de cuentas, María sabía que una mujer que sonríe tiene al mundo a tus pies.

La belleza empieza en la planta de los pies, en cómo te paras, en la seguridad con la que caminas. La palabra más importante del diccionario es la palabra amor: amor propio. La belleza es una percepción, es un espejismo, una creencia, y tu eres la primera que te lo tienes que creer.

Puedes ver el corto aquí:

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