Muchos niños, jóvenes e, incluso, adultos “no son capaces de limitar el tiempo que pasan jugando y continúan haciéndolo, a pesar de las consecuencias negativas que les causa, como el abandono de la escuela”, explicó la OMS.
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Lógicamente, quieres evitar a toda costa que tus hijos lleguen a esa condición sumamente preocupante. Sigue estas claves:
Los padres imponen los horarios
Los niños se creen totalmente libres, pero es tu tarea establecer los límites de esa libertad. Jugar videojuegos hasta la hora que quieran, todos los días, no es una opción sana.
Los psicólogos infantiles y orientadores recomiendan permitirles jugar entre una y dos horas diarias, pero solo algunos días de la semana.
Que lo hagan antes de dormir no es lo más prudente, debido a que la estimulación cerebral puede inhibirles el sueño.
Incluir otras actividades de entretenimiento en sus rutinas
El centro de su mundo no debe ser un aparato electrónico. Para eso, es fundamental incorporar otras maneras de recrearse en sus rutinas: juegos de mesa, actividades al aire libre…
Supervisa en todo momento
Es importante supervisar a los niños y jóvenes mientras juegan, sobre todo por el peligro que representan los juegos en línea. Además, una buena estrategia es incluirte en el juego, aprender sus trucos… Así no se convertirán en “islas virtuales”, sino que la diversión será familiar.
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Evita “satanizar” los videojuegos
Resulta importante que no les demuestres a tus hijos una preocupación excesiva por el tema de los videojuegos. Prohibirlos por completo los llevará a interesarse más en ellos.
Además, si los aíslas de los juegos de video, sus amigos o compañeros podrían estigmatizarlo como “el extraño”.
Presta atención a cambios de conducta
Si notas a tu hijo agresivo, ansioso, deprimido o con dificultad para dormir por no poder jugar, debes estar alerta. Eso puede darte indicios de una adicción y debes asesorarte con un especialista.