Si ves al bebé expulsar leche después de alimentarse de forma tranquila, sin llanto y sin gesto alguno de dolor, son regurgitaciones normales del lactante. Cuando no hay signo de alarma no es necesario hacer algún estudio complementario, ni ecografías, radiografías o contrastes.
Lo más recomendable es conversar con el médico de tu bebé para que explique lo que sucede.
El pediatra Leonardo Escobar indica que “cuando estos episodios de reflujo superan la frecuencia e intensidad normal de un lactante, pueden llegar a lesionar la mucosa del esófago. Si esto sucede, los niños comenzarán a tener síntomas y podemos estar frente a un reflujo más complicado”.
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“En este escenario, sí debemos estar atentos a ciertos signos de alarma que nos entregará nuestro bebé”.
El especialista determina 5 síntomas a considerar:
– Si tu bebé llora con el vómito o tiene gesto de dolor
– No gana peso adecuadamente o está perdiendo peso
– Está muy irritable y llora la mayor parte del tiempo
– Si al mamar se echa hacia atrás, arquea o llora. También si se engancha y enseguida se suelta
– Diarrea o estreñimiento importante.