Cuando era niña, lo más normal era que nos obligaran a besar a esa tía abuela que no habíamos visto jamás, sólo porque éramos parientes. O a abrazar a tíos y primos en las comidas familiares, aunque no nos apeteciera mucho. A mi generación le enseñaron, sutilmente, que el afecto físico es una obligación: algo más importante que nuestros propios sentimientos.
Ahora, quiero pensar, las cosas están cambiando. Muchos papás y mamás conocemos la importancia de enseñar a nuestros hijos e hijas a decir NO, a evitar el contacto físico que va en contra de su voluntad, a no ser condescendientes. Pero, ¿cómo empezar? ¿Cómo enseñar a esos pequeños que su cuerpo es suyo y de nadie más?
Aquí les doy unos puntos para empezar:
1
Enséñale que su cuerpo es suyo y nadie (ni siquiera sus propios padres, ni el presidente ni el mismísimo Santa Claus) puede tocarlo sin su permiso.
Recomendados
Cómo educar a tu hija para que crezca con responsabilidad afectiva
5 claves que debes poner en práctica con tu hijo para que sea todo un caballero
6 maneras de inspirarle confianza a tus hijos
2
Dile cómo se llama cada parte de su cuerpo, sin eufemismos y con un lenguaje acorde a su edad.
3
Hablen de su derecho a rechazar un beso, un abrazo o una caricia que no le guste. No importa si es de un familiar cercano.
4
Enséñale a decir NO de forma firme e inmediata cuando sienta un contacto físico que no le guste o traten de obligarlo a hacer algo que no quiere.
5
Explícale la diferencia entre un secreto bueno y uno malo. Estos últimos siempre debe contárselos a quien le tenga confianza.
6
Los niños confían fácilmente en los demás. Por eso es importantísimo que, desde temprana edad, le enseñes a distinguir lo bueno de lo malo.
7
Aclárale que ningún adulto debe pedir ayuda a los niños para algo, menos sin el consentimiento de los padres. Es normal que los adultos pidan favores a otros adultos, no a los niños.
8
Enséñale que NO está bien que alguien toque o mire las partes privadas de su cuerpo (las que cubre su ropa interior). Si sucede algo así, recuérdale que no debe tener miedo a decir NO, irse del lugar y contárselo a alguien de su confianza.
Empodera a tus hijos
Sé que, en un mundo ideal, nuestros niños y niñas estarían a salvo permanentemente. No habría necesidad de enseñarles a defenderse, o a decir NO de forma contundente. No obstante, vivimos en una realidad muy distinta. Es nuestro trabajo, como adultos responsables de ellos, empoderarlos para conocer su propio cuerpo y recordarles que tienen derecho a rechazar el contacto físico, venga de quien venga.
Sobre todo, debemos mantener la conversación abierta: nuestros hijos deben saber que, no importa lo que pase, pueden contarnos cualquier cosa. Les creeremos y haremos todo para defenderlos.
Si quieres más información sobre crianza, visita el sitio Naran Xadul.