Maternidad

¿Por qué importa el Amor?

La importancia del vínculo entre padres e hijos.

Sue Gerhardt ha dedicado su vida a la investigación del cerebro de los bebés. Escribió un libro que se titula ‘Why Love Matters. How Affection Shapes a Baby’s Brain’ (¿Por qué importa el amor? Cómo el cariño forma el cerebro de un bebé).

El título desde ya me inspira. Además, hay una entrevista buenísima de ella en Youtube y como me interesan los vínculos entre hijos y padres o sus cuidadores principales para generar una mejor sociedad, les voy a resumir los puntos centrales de esta entrevista, que dice en pocos minutos lo que las neurociencias muestran hace ya varios años.

Antes, quiero contarles que quise escribir sobre este tema porque hoy en Chile se discute la modificación al artículo 203 del Código del Trabajo, que obliga a los empleadores de más de 20 mujeres a pagar servicios “preescolares” o salas cuna hasta que el hijo cumple dos años. Pero luego de la celebración con globos y piñata, no hay más cuidados para el menor.

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Existe una alternativa: que esas madres acudan al sistema público a matricular a su hijo en la red vinculada al Chile Crece Contigo de la comuna -si es que hay cupo- o que lo paguen de su bolsillo. Mientras, los colegios particulares ya comienzan a afilar sus dientes para recibir a los chiquititos en sus “play groups”, para que apenas cumplido los 3 años asistan y reserven su cupo.

El tema que me ocupa es que mientras algunos adultos discuten esta propuesta para encontrar lugar donde dejar a los hijos, no se considera qué es lo que los hijos quieren, desean o necesitan para su buen desarrollo cerebral. Recordemos que estos niños que no sabemos dónde dejar, son los futuros adultos. A ellos no se les pregunta.

“Qué les vamos a preguntar a ellos, son niños, no les queda otra que ir a sala cuna, total, ni se van a acordar”; “les hace regio ir a salas cuna porque aprenden y sociabilizan”; “las 2 tías que los cuidan son un amor, aunque claro, a veces deben colapsar ¡son 9 niños!” “El jardín sala cuna al que va mi hijo es top, es una cadena que se está internacionalizando”; “le enseñan inglés desde el año y medio”. Así pensamos a veces. Algunos incluso dicen: “la educación (ojo, EDUCACIÓN) preescolar donde incluyen las salas cuna es necesaria para aumentar las puntuaciones en las pruebas Pisa, Psu, etc”.

No saben cómo admiro el trabajo de las cuidadoras y parvularias de las salas cuna, no sé cómo lo hacen. Pueden tildarme de loca o talibana de la crianza con apego, no se preocupen. Ya lo hicieron cuando trabajé para el Movimiento Ciudadano Postnatal 6 Meses para promover la lactancia y el apego, así como la revaloración de la empleabilidad femenina.

Detractores tuve, de todos los sexos y de todos los coeficientes intelectuales (“no… nos vamos a quedar sin trabajo”).

La Ministra del Servicio Nacional de la Mujer festeja, por estos días, el aumento de la empleabilidad femenina. ¡Qué alivio! No estoy loca.

Ahora, vuelvo a promover la salud de los niños. Si usted está leyendo esto y se angustia y cree que su recién nacido de 6 meses está regio en la sala cuna, estimada o estimado: lamento decirle que no. Entonces, más que ponerse a buscar lugares donde dejar a nuestros hijos luego de los dos años, detengámonos a preguntarnos qué es lo que nos está pasando que nos hacemos los locos con nuestras angustias al dejar a nuestro hijo, cerrando los ojos y rechinando los dientes, y preguntémonos si realmente el cerebro y el corazón de nuestro bebé necesita del cuidado dividido en 4 (con suerte) de una tía que NO TIENE olor a mamá.

No me conteste “es que no me queda otra”, porque la voy a comprender y le diré que, además, esto es lo que arrastramos como lo peor de la modernidad.

Le han ocultado información científica real y ¿sabe por qué? Porque usted, mamita, es buena para el trabajo, responsable, no falla nunca, tiene hijos y llena de leche se sube al bus a buscar a su bebé y ¡cumple, cumple, cumple con todos! a precio barato: 30% más barato que los hombres, padres de esos niños. ¿Me entiende? Luego, los candidatos a todo hablan de la infancia, de que hay que ocuparse de ellos, de que son el futuro de Chile, Argentina, España, Francia… del MUNDO.

En otras palabras, los hijos son súper tiernos en la ecografía de los 5 meses y te dan el asiento cuando entras al metro con la panza enorme; pero una vez nacido, te vas sola para la casa. Si ganas más de UF 66, el resto de tu sueldo lo perdiste y a los 6 meses debes dejar a tu bebé en la sala cuna o sala nido, porque hay que trabajar. Y ahí queda.

He solicitado vía twitter y mail a dos diputadas, las señoras Rubilar y Hoffman, información sobre la propuesta que tienen de un bono para que las madres y /o padres puedan ellos contratar a un cuidador para su hijo. Suena bonito, ahora necesito leer qué tan bonito es en la realidad. Esperaré. Sigo esperando.

Tenemos la idea de que los bebés no entienden nada, que no recordarán nada, que da igual donde duerman con tal de que duerman y que es lo mismo dar pecho que dar mamadera. También nos hemos adaptado a la idea de que los bebés de 3 ó 6 meses vayan a salas cuna durante 9 horas como un hecho natural, ya que los adultos que trabajamos lo hacemos para satisfacer las necesidades nuestras y del mercado, y asumimos que como el cerebro del niño o niña es tan inmaduro, no tendrá ningún impacto negativo.

Existe una suerte de invisibilidad de las reales necesidades de los niños pequeños y, cuando las vemos, preferimos decir “no tengo más alternativa”, “no creo”, “son exagerados”, etc.

Qué dice la investigadora, una de tantas, Sue Gerhardt:

  1.  Todo lo que ocurre en la primera infancia (hasta los 5 años) es crucial para la vida adulta.
  2.  No le damos suficiente importancia a los bebés.
  3.  La primera infancia es la base de la salud mental.
  4.  Hasta los 3 años, se desarrollan los sistemas más importantes del cerebro para regular nuestra vida emocional, la inteligencia y el desarrollo físico, aunque siempre el cerebro va madurando.
  5. Los tratos en la infancia dejan huellas en el cerebro. Los malos tratos rompen sistemas, los buenos tratos hacen que el niño realice mejores sinapsis neuronales y desarrolle estructuras cerebrales de mejor manera.
  6.  El desarrollo cerebral depende de las experiencias que vive con el adulto que lo cuida en los primeros meses, generalmente la madre. El adulto. UNO principal. Idealmente más, pero una figura central de apego.
  7.  Durante los primeros años, el cerebro establece conexiones a una velocidad que nunca más experimentará y en esos años ocurre el principal desarrollo del cerebro.
  8.  Para que un ser humano sea realmente independiente, debe haber sido un bebé dependiente, apegado, sostenido, bien atendido y satisfecho; que haya experimentado durante las 24 horas cercanía con la figura central de apego y seguridad.
  9. Es crucial que el bebé no sufra estrés. Es decir, los bebés no pueden deshacerse por sí mismos del estrés (hormona cortisol), sino que necesitan que otros los calmen. Las figuras de apego son quienes devuelven al hijo su estado de calma. Somos los adultos los que podemos comprar un chocolate, tomar una copa de vino o practicar yoga para calmar nuestras tensiones. Los bebés no pueden hacerlo solos. A esto, agrego que en la sala cuna, mientras dos bebés lloran al mismo tiempo, uno debe esperar. Es decir, uno debe resignarse al estrés, vivirlo y muchas veces dormirse, insatisfecho y cansado.
  10. A los niños pequeños les estresa mucho estar lejos de su cuidador, porque para ellos estar cerca de la madre o del cuidador principal es sentido como “estar sobreviviendo”. A los niños pequeños les estresa mucho no poder hacer funcionar un juguetito o que se les caiga el helado. Por tanto, los padres y madres debemos lo antes posible ofrecerles recursos (abrazos, palabras) para devolverles la calma. A esto se le denomina “mentalización”.
  11. Los bebés hasta los 2,5 – 3 años no necesitan estimulación social. Necesitan del cuidado de un adulto específico para él o ella. No necesitan relaciones sociales, ya que su cerebro sólo se desarrolla de la mejor manera posible si está bien cuidado y sostenido por una figura de apego central. Luego de los dos años y medio a tres, comienzan a dejar de lado el juego paralelo para dar pasa a interactuar con otros niños en juegos colaborativos. A los bebés sólo les interesa y les sirve para su mejor desarrollo una sola persona a su cargo. Un bebé de 3 meses sólo necesita el rostro de su madre, el pecho, su leche, su olor. El cascabel y el centro de actividades “súper x 32 x 4” da igual.
  12. El amor es clave. Sin amor no hay sujeto, hay sólo objeto. Y como el cerebro de los niños es inmaduro y son concretos, necesitan CONCRETIZAR que son amados. Para eso, necesitan que estemos con ellos y se los demostremos. ¿De qué manera? Tocándolos, ofreciéndoles nuestro sonido del corazón, meciéndolos, cantándoles, leyéndoles cuentos, caminando junto a ellos, nombrándoles lo que van sintiendo: “sí sé mi amor, tienes hambre, pobre, ya viene mamá, acá estoy, ¿ves? Qué rico, ya estamos más tranquilos, glup, glup, glup.” O al hijo más grande, ese que está llorando pegando patadas en el suelo porque no puede destapar el plumón: “tranquilo hijo, veo que estás sintiendo mucha rabia. ¿Sabes? Cuando tenía 3 años, me costaba mucho abrir estos lápices… (El hijo comienza a calmarse, mamá está hablándole acerca de lo que está sintiendo, le está ofreciendo palabras, abrazos) ¿Quieres que te ayude a destapar este lápiz?”. “Zí”. “Ok”.

El amor que recibimos de nuestra figura de apego central y de los demás es clave en el momento en que el cerebro se desarrolla, emocional, social e intelectualmente.

Ser madres, padres o figuras de apego central es una gran responsabilidad, no sólo de la madre. Es una responsabilidad de toda la sociedad.

Les dejo este video. Es un regalo cortito, pero muy claro.

Sue Gerhardt: ¿Por que importa el amor? por raulespert

Leslie Power
Psicóloga Clínica
Hay que hacer revolución.

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