Una de las experiencias más incómodas que viven las mamás primerizas, aunque también pasa en las que ya suman varios hijos, es tener que lidiar con aquellas suegras “tóxicas” que quieren asumir el control de la crianza.
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Aunque a veces sus intenciones son buenas porque buscan ayudar a que el proceso de la maternidad sea más llevadero, lo más común es que terminen haciéndolo peor con sus consejos que muchas veces suenan a críticas o cuestionamientos y no son solicitados.
A fin de cuentas, nadie es perfecto y las madres no tienen un manuel de instrucciones. Es válido dejarse asesorar con humildad y simpatía, pero también aprender desde el error, establecer límites sanos y ejercer la maternidad a tu modo, sin que esto comprometa el bienestar del pequeño.
¿Cómo lidiar con una suegra entrometida?
Es importante hacerle saber que agradeces su intención y que valoras su experiencia, pero cuando desafía las normas que le has puesto a tu hijo, te resta autoridad, habla mal de ti frente a tu pequeño o lo maltrata, es despectiva o controladora, es hora de intervenir con contundencia.
Por ejemplo, explicarle cuál será el modo de crianza acordado con tu pareja y y recordarle, respetuosamente, que tú también estás experimentando, disfrutando, fallando y creciendo en esta etapa, por lo que es válido cometer errores o hacerlo distinto a otras generaciones.
Hay que dejar los roles claros. Los padres mantienen el papel protagónico en la crianza, así que hay que hacerla entender que será tomada en cuenta cuando se le solicite.
Hay veces donde es mejor expresar cuándo quieres un consejo o una opinión y cuándo únicamente estás comunicando una decisión que no está sujeta a discusión, para que ella pueda entenderlo.
Si tras esto, sigue sobrepasando los límites tomando decisiones sobre tu hijo sin consultarte o a tu espalda, coméntalas con tu pareja. Déjale ver dónde está el irrespeto, consulta su opinión y juntos lleguen a una resolución, evitando asumir el rol de víctima o ejerciendo manipulaciones.