Rabia recontenida. Venganza. Corrupción. Injusticia. Infidelidades. Hipocresía. Competencia. Eso es Relatos Salvajes, la película escrita y dirigida por Damián Szifrón, creador de la exitosa serie Los simuladores.
La película, estrenada en 2014, es una opción perfecta para pasar una tarde de domingo y luego reflexionar sobre ese batido de sentimientos en esta cuarentena.
Quien la haya visto, es una ocasión perfecta para revisarla y compararla con esta etapa, esta sociedad demente, que presenta a Argentina pero se puede aplicar a nivel global.
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Relatos salvajes, representada en cinco historias cortas, muestra el lado más sórdido del ser humano y lo hace en forma de un exquisito humor negro, tan elaborado, que resulta imposible predecir el más mínimo desenlace.
Con un reparto de lujo encabezado por Ricardo Darín, Érica Rivas, Leonardo Sbaraglia, Nancy Dupláa u Óscar Martínez, se convirtió en el momento de su estreno en la película más taquillera de Argentina.
Además, fue nominada a la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa en las 87 edición de los premios Óscar.
¿Cuál es el secreto del filme, aparte de su irreverencia? La humanidad.
Todos hemos sido o nos hemos sentido como alguno de sus personajes y en tiempos de confinamiento, donde la paciencia está a flor de piel y la incertidumbre no deja ver el bosque, es una solapa donde se esconden aquellos sentimientos tan réprobos que nadie quiere admitir que experimenta a nivel individual, pero que se encuentran dentro de la idiosincrasia del ser humano.
El mundo, pese a cualquier catástrofe, gira, continúa, a su manera, según cada país.
Con esa vuelta frenética, obliga a las personas a no sentarse, porque si no el eterno giramiento acabará matándolos.
Es la Ley del más fuerte, es la cadena alimentaria en forma de humanos, cómo nos devoramos los unos a los otros, es la pura supervivencia.
No tiene un mensaje ni optimista, ni pesimista, representa, tal cual y puede que eso también sea uno de los secretos de su triunfo.
Al mostrar las miserias sirviéndose del humor el espectador la puede ver sin revolverse en el sillón por experimentar el mea culpa y globalizarla, sin sentirse aludido.
En su visualización, esas carcajadas te permitirán barrer hacia la casa del vecino y, disfrutar. Sin juzgar.
Aparte de su análisis y de las magistrales interpretaciones, es ideal verla para estimular a nuestra adrenalina.
Ya se ha mencionado en otros artículos que las películas que hacen que liberemos ese neurotransmisor, nos hacen sentir mejor.
Relatos salvajes es puro cine. Puro cine de calidad.
Una calidad muy cruenta, pero divertida, por lo que, en el confinamiento obligatorio es una estupenda evasión.
La película se puede alquilar en YouTube, Amazon o está en algunas plataformas online.
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