La decisión de cambiar tu cuerpo cuando padeces de algunos kilos de más, nunca ha sido tarea fácil.
Pero cuando se trata de dejar atrás hábitos y creencias de toda una vida, con la presión social hacia quienes padecen de obesidad y sobrepeso, es un asunto de valientes.
Así es como se siente Lydia, una chica de 18 años que 24 meses atrás decidió ir por ‘la definitiva y por todas’.
Su testimonio ha sido compartido por la nueva versión de Lydia y este rápidamente se ha vuelto viral en las redes sociales.
«Las consecuencias de adelgazar y los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCAs). No todo es tan bonito como parece»
De esta manera, la joven maquilladora, da pie al hilo con el que ha contado su experiencia:
https://twitter.com/lyxc_/status/1028641591022571520
La dura experiencia de esta chica sin duda la ha hecho más fuerte pero no deja atrás lo que fue su niñez, la cual recuerda como una etapa difícil, llena de acoso, insultos y depresiones.
Mi infancia fue difícil pero no le voy a dar mucha importancia. Bullying, acoso, insultos a diario y depresión desde bien pequeña. A los 8 años más o menos tuve la primera. Ya tenía sobrepeso pero no era demasiado notable porque siempre he sido muy alta.
— sleepy hoe (@lydiactp) August 12, 2018
Sin embargo, la chica hace enfásis en que su decisión obedeció a razones de salud más que estéticas, pues con tan solo 16 años Ly pesaba 106 kilogramos y sufría de hipertensión arterial, prediabetes, hipermenorrea menstrual, grasa en el hígado, problemas de corazón entre otras.
Dietas y más dietas. Adelgacé a los 13 años unos 18 kilos comiendo sano nada más pero cogí unos 25 en apenas unos meses porque mentalmente no estaba preparada y era muy débil
— sleepy hoe (@lydiactp) August 12, 2018
El endocrinólogo le ordenó una dieta de 1.500 calorías, que ella reducía sin que nadie se diera cuenta. Debía comer cinco veces al día y todo lo tenía que pesar.
Como a Lydia le daba vergüenza que la gente la viera haciendo deporte, se levantaba a las 4.30 de la madrugada para salir a caminar. «Ansiedad social», admite. Hasta que finalmente lo dejó y decidió centrarse en seguir tan solo una buena alimentación.
Pasaron los meses y perdí mucho peso. Muchísimo. En cosa de 5 meses había perdido 33 kg. Todo eran felicitaciones, felicidad, me sentía bien porque los demás me veían bien. Foto de principios y finales del 2016 pic.twitter.com/Dyf2d95fXO
— sleepy hoe (@lydiactp) August 12, 2018
Y ahí empezaron los problemas en casa, con su madre: «Que no me pongas más, que no quiero comer hoy, eso no entra en la dieta y más».
Lydia reconoce que empezó a tirar comida a escondidas y si estaba sola, directamente se las saltaba. Fue a un psicólogo de la seguridad social, pero no la pudo ayudar y el problema continuó.
Ya no era la misma persona pero no solo físicamente es que me estaba destrozando mentalmente. De tener una 48 bajé a una 36. Yo me seguía viendo gorda quería seguir y llegaron los problemas pic.twitter.com/BYy1QpGwIs
— sleepy hoe (@lydiactp) August 12, 2018
«He llorado muchísimo por no saber qué pasaba, por no saber por qué lo que veía no me gustaba si pesaba incluso menos de lo que me había propuesto. Empezaron los comentarios de ‘estás muy delgada’ y me cabreaba porque no lo veía así», relata.
Al día de hoy, la joven oriunda de Madrid, se mantiene haciendo dieta saludable, aunque reconoce que se siente muy mal cuando permite transgresiones, y que ciertamente el cuerpo sufre algunas alteraciones después de adelgazar como ella lo hizo.
Y sí el cuerpo no queda igual después de adelgazar. Tengo piel sobrante, estrías en sitios que normalmente no se tienen y se me notan los huesos en algunas partes del cuerpo. Puede ser feo a la vista pero es quien soy y no me arrepiento de nada pic.twitter.com/BPQtcfsUWO
— sleepy hoe (@lydiactp) August 12, 2018
Aunque reconoce continuar sufriendo de dismorfia, Lydia admitió que se encuentra en tratamiento psicológico, que la ha ayudado a superar esta meta aún y cuando ya se encuentra en su peso ideal
«Nada de dietas milagrosas, ni medicamentos, ni matarse haciendo deporte. Dieta equilibrada y variada sin excesos, deporte necesario si se puede y apoyarse en la gente de al rededor. Yo he tenido la suerte de tener un gran entorno que me ha apoyado en todo momento», concluye.