Cuando llamas a un mexicano por teléfono seguramente te contestará con el característico ¿Bueno? y es que este es un sello partícular de la gente del país azteca que se remonta a los primeros años de la telefonía en México, cuando hacer una llamada era un proceso complejo que no se compara con el actual.
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La telefonía llegó a México apenas dos años después de su invención en 1878, en marzo de ese año se realizó la primera prueba con un enlace entre el centro de Ciudad de México y algún punto de Tlalpan, una región lejana en ese entonces.
Más tarde, el 16 de septiembre, el entonces presidente Porfirio Díaz inauguraba la primera línea telefónica de México que pertenecía a la residencia oficial en el Castillo de Chapultepec.
El crecimiento de este sector fue próspero y sostenido a través de los años y en la década de los 20 ya existían diferentes empresas en el ramo como Ericsson o Telefónica Mexicana.
En ese momento, para realizar una llamada no se marcaba un número, sino que se tomaba el auricular y del otro lado había una operadora a quien se le solicitaba hacer el contacto con la persona con quien se quería hablar.
Cuando la operadora anunciaba que el enlace estaba listo, las personas decían «¿Bueno?» para preguntar si el enlace se había logrado, es decir si la claridad de la llamada era buena.
La persona del otro lado, debía afirmar con un bueno para comprobar que la conexión era buena y que podían establecer una conversación, es más o menos lo mismo que sucede al probar el sonido de un micrófono diciendo «Bueno» para comprobar si todo funciona bien.
Y así es como el «Bueno» de los mexicanos se ha hecho una marca inconfundible de su cultura en el mundo que permanece hasta la fecha.