Su misión es protegernos. Son los mensajeros predilectos de Dios según las tres religiones monoteístas más grandes: catolicismo, islam y judaísmo. Pero también son polémicos protagonistas de rituales pocos ortodoxos. ¿Crees en los ángeles? Aquí te mostramos varias opiniones.
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Para la Iglesia Católica son seres espirituales, no corporales. Explicación bastante lejana a las representaciones habituales de niños u hombres alados, que inundan nuestra imaginación. “Los ángeles no tienen alas, ni se parecen a querubines”, explica el sacerdote Renzo Lavatori y agrega que más que verlos, se sienten.
Tal es su importancia para los cristianos, que les fue concedidos dos días en el santoral: el 29 de septiembre para los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el 2 de octubre para los ángeles custodios.
La médium y canalizadora de ángeles, Daniela Pino, explica que los creyentes deben elevar sus peticiones primero a Dios. “Si alguna persona tiene que pedir de manera directa es a Dios como padre celestial, luego su hijo Jesús y sucesivamente a nuestros ángeles de la guarda, que son los mensajeros o intermediarios ante una situación determinada en nuestra vida”, comenta en su Instagram @danielamedium.
Reitera que la Biblia expone que “los ángeles de la guarda son seres de luz que llegaron a nuestra vida con una misión determinada que es: cuidarnos, librarnos y protegernos de todo mal en cada uno de nosotros”.
De hecho, señala que es “tan afianzado es el proceso de conexión con nuestros ángeles de la guarda que nos cuidan desde proceso de alumbramiento y durante el proceso terrenal, respetando nuestro libre albedrío”.
Y también responde una incógnita común: ¿Nuestros familiares fallecidos se convierten en nuestros ángeles de la guarda? Pino asegura que “hay personas que han fallecido por muerte súbita o en la fase de aceptación, ni siquiera entienden que fue lo que les pasó”. Ante esta confusión, “no tienen la posibilidad de asumir una responsabilidad y compromiso de cuidarnos, protegernos y librarnos”.
Desde la ciencia también se ha tratado de comprobar su existencia. En 1958, el sociólogo estadounidense James Staunton determinó que la cantidad de pasajeros en tragedias ferroviarias era 15% menor a los trenes que hacían su recorrido sin ningún percance. Atribuyó esto a los ángeles de la guarda que intercedieron por sus protegidos, que los hacían bajarse de los vagones y salvarse de la muerte.
Casi 50 años después, un grupo de matemáticos rusos, liderados por Valeri Isákov, validaron esta anomalía estadística: en los aviones, trenes o barcos que sufrieron accidentes había menos pasajeros de lo habitual.