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Diez hábitos irresponsables de los turistas en parques y reservas naturales

Exceso de ruido, no respetar los senderos ni seguir instrucciones, son algunas de las peores costumbres a la hora de visitar una de estas áreas naturales.

Rodrigo Bastidas dice que ya sabe distinguir cuáles visitantes del parque realmente son amantes de la naturaleza y cuáles van con otro tipo de intenciones. Cree que ha desarrollado una especie de sentido especial para este fin. Lo dice mientras abre la puerta del Área Costera Protegida Punta Curiñanco en la Región de Los Ríos, a 45 kilómetros de Valdivia.

Los años a cargo de esta reserva administrada por Codeff le han enseñado que no todos los turistas saben comportarse al interior de esta área protegida y el comportamiento de muchos pone en riesgo el ritmo normal de la flora y fauna del lugar. Es una situación delicada, sobre todo si se tiene en cuenta que algunas especies están amenazadas y requieren de un cuidado especial para su conservación.

Son varios los hábitos irresponsables que realizamos los turistas cuando visitamos un parque o una reserva natural, muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta pero aún así esto genera un impacto negativo en el entorno. Hemos enumerado algunas de las más comunes para así llamar la atención sobre nuestro comportamiento en estos lugares reservados para la conservación y el cuidado de nuestra rica biodiversidad.

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Exceso de ruido

Visitar la naturaleza significa alejarse de las ciudades  y disfrutar del exquisito contacto con el mundo natural. La experiencia es aún mejor si logramos contemplar el entorno en silencio. Sin embargo, muchos visitantes ignoran esto y recorren los senderos de los parques emitiendo ruido, ya sea gritando, escuchando música o simplemente hablando en voz alta. Puede parecer algo insignificante, pero esto tiene un efecto negativo en el entorno.

“Hay personas que entran gritando al bosque. Se supone que la gente va a contemplar la naturaleza, pero hace mucho ruido. Les damos una charla con énfasis en que deben disfrutar el bosque en silencio”, explica Simón Gatica, coordinador de proyectos del Comité Pro Defensa de la Fauna y la Flora (Codeff), que administra cinco parques y reservas a lo largo del país.

Poco cuidado con la basura

Todos los parques cuentan con basureros pero estos no siempre son utilizados. Muchas veces las personas arrojan sus desechos a lo largo de los senderos y no donde corresponde pese a los letreros que invitan a no ensuciar. No es sólo un tema estético, los restos de comida y la basura plástica generan un impacto negativo en el medioambiente.

Animales domésticos

Todos amamos pasar tiempo con nuestras mascotas y nos gustaría que ellas nos acompañaran a todos lados. Pero esto no siempre es una buena idea. Muchos parques prohíben el ingreso de animales domésticos pues generan un grave daño en la fauna nativa. Obviamente, esto no siempre es acatado y muchos hacen ingreso a las reservas junto a sus perros, gatos u otros animales domésticos.

“Genera un grave daño al ecosistema porque pueden transmitir enfermedades. Lo más común es que los perros contagien a los zorros. Eso es muy grave y a veces pueden perseguir a otros animales”, explica Simón Gatica.

Encender fuego

Nuestro país tiene un extenso historial de incendios forestales y en el último verano fuimos testigos de los siniestros más importantes en la historia. Muchas áreas pertenecientes a reservas naturales también se han visto afectadas y en algunas ocasiones estos incendios comienzan en los propios parques. Por lo mismo desde ahora se considera un delito hacer fuego en cualquier circunstancia. No obstante, muchas áreas naturales son muy extensas y no cuentan con la cantidad apropiada de guardaparques lo que es aprovechado por los visitantes para realizar fogatas.

“Resalta de forma negativa el inclumplimiento de la normativa de uso de fuego, restricciones que han aumentado acorde a los efectos del cambio climático en el país. Hay que recordar que la normativa vigente estipula sanciones como multas o la expulsión, en el caso de personas extranjeras”, señala Mariela Órdenes, jefa del Departamento de Administración de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf.

Ingresar por lugares no habilitados

La mayoría de los parques y reservas naturales cuentan con cientos de hectáreas de extensión, algunos de ellos incluso traspasan a varias comunas. Por eso en ocasiones no resulta difícil ingresar a alguna de estas áreas por ingresos que no están habilitados. De esta forma, los guardaparques no pueden llevar un registro de quienes están dentro de la reserva lo que puede dificultar las labores de rescate en caso de algún accidente.

No respetar los senderos

Los senderos son alteraciones en el ecosistema hechas por el hombre. Sirven para que las personas puedan transitar por ellos provocando un impacto mínimo en el entorno. Pero muchos visitantes prefieren salirse del camino demarcado alterando la flora y asustando a la fauna del entorno.

“Cuando las personas se salen del sendero están erosionando el bosque con las pisadas, el olor del ser humano y ahí están cambiando el ecosistema. Cuesta que la gente se quede en el sendero”, afirma Simón Gatica.

No seguir instrucciones de los guardaparques

Parece algo bastante sencillo y obvio, pero esto no siempre se cumple y en este caso las consecuencias pueden ser graves para los visitantes, incluso mortales como se ha visto en el último tiempo en nuestro país.

“En las áreas silvestres protegidas de Chile que administra Conaf, los guardaparques han registrado varios hábitos y conductas no deseadas por parte de visitantes. La principal es no cumplir con las recomendaciones que se les proporciona en el ingreso, donde guardaparques les proporcionan indicaciones de seguridad y de protección de la naturaleza…Recientemente hemos visto cómo personas han tenido que pernoctar a la intemperie o incluso, han llegado a perder la vida por incurrir en conductas temerarias (acercarse a acantilados, escalar cerros o montañas en períodos de cierre) o por no planificar adecuadamente una excursión”, señala Mariela Órdenes.

Molestar y perturbar a la fauna

Algunos hacen cualquier cosa por conseguir una buena foto o una toma más cercana de algún animal, incluso aunque eso signifique perseguirlo y acecharlo, molestando su habitual descanso. Debemos comprender que las áreas naturales existen para la conservación de nuestra flora y fauna nativa y los visitantes somos sólo eso, visitas, turistas que estamos de paso, por lo que nuestro tránsito tiene que provocar el menor impacto posible.

“Los turistas intervienen con la fauna; generalmente persiguen guanacos, chingues y en especial a las lagartijas asociadas al hábitat de escorial”, explica Neftalí Arriagada, guardaparque del Parque Nacional Pali Aike, en la Región de Magallanes.

Ingresar sin pagar la entrada

Los parques y las reservas naturales cobran un valor de ingreso que en la mayoría de los casos sirve para la mantención y cuidado del propio recinto. Quizás por falta de una adecuada educación ambiental o conciencia ecológica, muchas personas intentan acceder sin pagar el ingreso.

“A veces la gente se rehúsa a pagar la entrada, le cuesta comprender que nuestros parques son para conservar la naturaleza y ellos pueden aportar con su entrada. La gente quiere entrar gratis”, afirma Simón Gatica.

Sustraer ramas, flores o rocas

En algunos parques urbanos de Valdivia las personas toman ramas o astillas de árboles nativos y las llevan hasta sus hogares para encender la estufa a leña. Para ellos debe tener algún significado especial abrigarse gracias a la madera de ejemplares centenarios de nuestra flora, lo cierto es que esta negligencia provoca un triste impacto en el ecosistema.

En Pali Aike, algunos vistantes cortan las floras o bien toman rocas, tan características de la formación de este parque, y se las llevan como recuerdo. En otras áreas de conservación, las personas se roban brotes o semillas para intentar plantarlos en su propia casa.

Todos estos hábitos y actitudes dan cuenta del desconocimiento que tenemos en cuanto a la conservación y protección de los parques y reservas naturales de nuestro país. Chile cuenta con una exquisita biodiversidad y el fin de estas áreas es precisamente su cuidado; sin embargo, esta labor se dificulta si nosotros no somos los más responsables y comprometidos con la protección del medioambiente.

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