Dicen que el amor rompe barreras y que cuando uno encuentra a su alma gemela, nada puede interponerse. La historia de una niña de 10 años y su perrito Walter es una muestra concreta de esto.
Él fue abandonado y como lo hacen muchas personas de buen corazón, Julia y su familia decidieron adoptarlo. A medida que fue creciendo, notaron que Walter era sordo y coincidentemente, Julia también.
Para comunicarse con él, la niña le está enseñando el lenguaje de señas y al verlos interactuando, se puede notar esa conexión y complicidad que tienen el uno con el otro.
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La madre de Julia cuenta en un video compartido por la organización animalista Pasadena Human Society & SPCA, que ella solía oler su cuello cuando era pequeña para reconocerla. Al tomar a Walter en sus brazos, él hizo lo mismo y ese fue el momento en que ella supo que eran el uno para el otro.
Una hermosa muestra del amor inmenso que nos pueden entregar los animales, sin prejuicios.