Se supone que los arrecifes de coral sólo pueden desarrollarse en aguas de poco tráfico, transparentes y con luz solar directa. Entonces sería imposible que crecieran en ríos como el Amazonas o el Ganges.
Un vuelco a esta teoría es el descubrimiento de un grupo de investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro que junto a una experta estadounidense examinaron el río y encontraron una variedad de esponjas, corales y peces.
Así descubrieron un arrecife de coral de casi 1.000 kilómetros en la boca del Amazonas, extendiéndose desde el extremo sur de Guyana Francesa hasta el estado de Maranhão, en el noreste de Brasil.
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Un sorprendente hallazgo si se considera que este río que recorre Sudamérica está lleno de sedimentos y de nutriente orgánicos que lo vuelven turbio y oscuro. Además, no han sufrido de blanqueamiento como sí le ha afectado a la Gran Barrera de Coral como consecuencia del calentamiento global.
Según la BBC, el desarrollo del inusual sistema marino se debe de acuerdo a estos expertos a la presencia de microbios microsintéticos que producen energía a partir de minerales que generan biomasa. Ésta se convierte en una especie de combustible que nutre los corales.
Este descubrimiento que se desarrolla fuera de su ambiente habitual, otorga información sobre cómo los ecosistemas de coral podrían responder a la aceleración del calentamiento global. Si el arrecife de Australia se vio afectado por la decoloración de sus corales, el del Amazonas tiene como amenaza a las perforaciones de las petroleras.