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Propuestas para eliminar las represas en Chile

Algunos dicen que es imposible, pero hay muchas maneras de tener un manejo sustentable de nuestros recursos y obtener energía.

En Chile, gran parte de la energía eléctrica proviene de las hidroeléctricas, las cuales detienen el cauce natural de los ríos e inundan lugares sin importarles el impacto que causa todo esto tanto a los animales, la geografía, el clima e incluso a los pobladores. Las empresas se excusan en que no hay otras formas de obtener energía, y que los beneficios son mayores que los daños.

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Sin embargo,  Juan Pablo Orrego, Presidente de Ecosistemas; Ezio Costa, Director Ejecutivo de la Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA); Ramón Navarro, surfista, pescador y embajador de la marca Patagonia y Robert Currie, director ejecutivo de la ONG Futaleufú RiverKeeper, dieron sus propuestas para eliminar las represas en nuestro país luego de ver el documental DamnNation en Sanfic 2014.

Manejo integrado de cuencas

Hay que ver todo el impacto que significa intervenir una cuenca, ya que, según Robert Currie, no se trata solamente de “intervenir un pedazo de un río, sino que hacerlo teniendo en cuenta qué es lo que está pasando río arriba, cómo impacta el acarreo de sedimentos, la diversidad de la zona. Pensar que al crear un espejo de agua sobre un río, se cambian los patrones de viento; éstos cambian el clima, y con ello se afecta la flora, fauna, etcétera”. Para él es importante que existan iniciativas públicas que integren tanto al sector privado, como a las comunidades y la sociedad civil.

Reforma constitucional

En la Constitución de 1980, hecha durante la dictadura, se expresa que la DGA, no puede intervenir sobre el uso que el privado haga de un derecho de aprovechamiento de agua ya asignado. Esto se presta para muchos abusos, avalados por supuesto por una política errada e insuficiente. De hecho, Chile es uno de los pocos países en que los derechos de agua pueden ser consuntivos y no consuntivos, es decir, son 100% privadas, dice Orrego. Ramón Navarro, por su parte, cree que mientras no se cambie la Constitución y “sigamos con que el bien de uso público no puede estar sobre el bien privado, vamos a estar siempre chocando con lo mismo”.

Cambios al marco legal

Más allá de la sola modificación del Código de Aguas, Ezio Costa dice que el desafió es mucho más grande, que es “necesaria una modificación institucional mayor, que permita regular el uso del agua, y que permita regular que ese uso se haga de acuerdo a ciertos parámetros de política pública que definamos”. También sería necesario reformar la Ley Eléctrica de 1982, el Código Minero de 1983, ambos dictados en dictadura.

Compensaciones económicas

En nuestro país, todas las represas están a manos de privados, es por eso que terminar con ellas parece más imposible todavía, ya que los empresarios se quedarían sin su amada fuente de dinero. Es por eso que, para que nadie llore, habría que recompensar a los dueños, aunque sería un alto gasto público. Ezio Costa explica que “en el caso de Estados Unidos este gasto también existió, pero había una aprobación pública mayor. Yo no sé si está ese pie en Chile como para aprobar una cosa así. Aunque sería ideal”.

Ordenamiento territorial

“No se ha hecho jamás un intento en este país” afirma Juan Pablo Orrego. Y las células para un ordenamiento territorial son las cuencas hidrográficas. “Ya se ha descubierto que las grandes represas, ya sea para riego o para producir hidroelectricidad, literalmente destruyen el ecosistema fluvial, degradan las cuencas, y al hacerlo degradan también el borde costero, los sistemas litorales e incluso el mar interior”.

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Repensar las represas

Muchas veces (por no decir siempre), al pensar levantar una represa no se ven todas las aristas en las que puede afectar su construcción en completo. Es por eso que se deben plantear todas las externalidades que traerá, el impacto  que va a tener su línea de transmisión, cómo va a afectar la biodiversidad, en todos sus niveles, ecosistemas, especies, etc. Robert Currie dice que estas consideraciones deben estar sí o sí. Pese a que es un ferviente opositor a las grandes represas, cree que es factible compatibilizar la existencia de represas pequeñas con el medio ambiente, pero siempre tendiendo a la diversificación de nuestra matriz energética, e incluyendo las ERNC. “Tener paneles solares en el norte, cerca de las mineras, reduce las externalidades negativas al no tener que atravesar el país con líneas de transmisión”, agrega a modo de ejemplo.

Cambiar el modelo de desarrollo

“El problema por el cual en nuestro país se insiste con grandes hidroeléctricas y grandes termoelectricas es totalmente político.  Somos de los pocos países donde las 3 fases de la electricidad, la generacion, la transmisión y la distribución eléctrica, son 100% privadas”, afirma Orrego. Tenemos que empezar una transición desde una fase productiva destructiva, primaria, a una fase terciaria en la cual lo que generemos sea conocimiento, ideas, servicios intangibles y cultura.

Apostar por las ERNC

Chile tiene un enorme potencial solar, geotérmico, eólico y oceánico. “Al detener Hidroaysén, al luchar por defender ríos, estamos obligando de alguna manera a los sectores industriales a volcarse poco a poco hacia las ERNC: plantas solares de concentración solar, sistemas fotovoltaicos, etc”, dice Orrego. Robert Currie cree que estamos en un buen momento para este tipo de energías y argumenta que “hace algún tiempo era más difícil, especialmente con la energía solar, pero ahora la tecnología hace que sea más competitiva, pese a que no tiene los incentivos fuertes que hay en otros países. Además, ahora también existe mayor voluntad política”, en el sentido de que los parlamentarios se han abierto a discutir del tema.

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