Los animales están cambiando, sobre todo los que viven en la ciudad. Muchos han tenido que cambiar sus bosques o cerros por las grandes urbes y adaptarse a ellas y nosotros. Está el caso de Nueva York en donde las ratas, salamandras y coyotes, entre otras especies, han alterado sus genes para sobrevivir.
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En términos evolutivos, los entornos urbanos a los cuales estamos tan acostumbrados, representan trastornos ecológicos radicales, ya que son un cambio brusco para la Tierra y sus habitantes, que están acostumbrados a ver cambios que demoran cientos de años. Incluso, muchas veces oigo a mi mamá decir “antes esto era puro campo” y ahora está lleno de casas, calles y gente.
Ahora bien, los animales urbanos se han adaptado a nuestras formas de vida. Las palomas, los mapaches, las ratas, los perros, etc. Ciertos estudios muestran que el cerebro de los animales que se van a vivir a la ciudad crece. Otros estudios han analizado el comportamiento en lugar de la capacidad craneal prima, y han visto que los animales urbanos son más audaces, no dan marcha atrás frente a las amenazas, aunque son muy cautelosos, sobre todo frente a cosas nuevas.
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“Tal vez evitar el peligro es una característica útil para algunos animales que viven en entornos urbanos”, dijo la bióloga Catarina Miranda del Instituto Max Planck de Alemania quien, en un artículo de Biología Cambio Global, describió sus experimentos con mirlos rurales y urbanos.
Además, los animales urbanos tienden a ser menos agresivos y desconfiados que los salvajes. Por ejemplo, si te acercas a una paloma, se demora mucho más tiempo en correrse (si es que lo hace) que un pájaro en un bosque. Una pregunta difícil es si los rasgos como estos representan cambios biológicos heredados o lo que los investigadores llaman plasticidad fenotípica (la capacidad de hacer ajustes en la marcha dependiendo de las circunstancias).
Pero todos podemos estar de acuerdo de que los animales ya se están acostumbrando a vivir en las ciudades que el hombre le impuso tan bruscamente, y se adapta a ellas y las hace propias.
Fuente: How City Living Is Reshaping the Brains and Behavior of Urban Animals