Raclette: Un queso y una tradición suiza

Suiza brilla en el mundo gastronómico por sus chocolates y también por sus quesos y dentro de esos unos de los menos conocidos a nivel internacional es el llamado raclette, un queso de montaña, semiduro, al que la revista National Geographic Traveller le acaba de dedicar un artículo.

El raclette es un queso de vaca, hecho con leche cruda, sin pasteurizar, lo que le da un sabor intenso y herbáceo, típico de las vacas que se alimentan del pasto de las altas montañas suizas. Original de la región de Valais, en el sur de Suiza, el raclette ha dado origen a diversas tradiciones. Se dice que hace siglos los suizos de esta zona se reunían alrededor de una fogata y utilizaban planchas de madera para acercar este queso al calor, y una vez derretido lo acompañaban con pepinillos y papas para hacer una comida completa.

Esta tradición se ha mantenido hasta el día de hoy en Suiza y se ha expandido a Francia también, donde la gente suele reunirse a comer raclette en conjunto, tal cual los chilenos nos reunimos a hacer un asado. De hecho esta comida está asociada, tal como el fondue, a la época de invierno y los pueblos alpinos y nevados, donde se practica ski.

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Eso sí, con el correr del tiempo, la técnica para preparar el raclette se ha modernizado. Hoy existe una máquina llamada Raclette (cómo no) la que cuenta con dos planchas para derretir el queso y pequeñas sartenes individuales para que cada uno de los comensales, mezcle su porción de queso con los ingredientes que quiera. Los más tradicionales son papas cocidas, jamones y carnes curadas y pepinillos o cebolla perla. Y en realidad no se necesita más, la raclette es una prueba viviente de que la simplicidad a veces es el mejor ingrediente en un plato.

Fuente: “Swiss, Please: Raclette” (National Geographic Traveller)