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El Té de los Incas

Nuestro colaborador, el Sommelier de Té, Eduardo Molina, nos cuenta de la historia y las propiedades de la hoja de Coca, la planta sagrada de los Incas.

(CRIS BOURONCLE/AFP)

Les cuento que en un reciente viaje al Cuzco, en busca de la Ciudad Sagrada Inca de Machu Picchu, la altura me jugó una mala pasada, y terminé encontrándome con lo que es conocido como: la hoja sagrada de los Incas. Para aquellos que habitan las grandes alturas no existe el apunarse, la respuesta es siempre corta y sencilla, Coca, sí, tómese un mate de coca y santo remedio.

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Tengo que reconocer que no es el primer acercamiento que tengo con esta bebida, ya había estado en situaciones de altura donde la hoja de coca resultó ser el mejor aliado, pero eso mucho antes de que comenzara a dedicar mi vida al té y a las infusiones. Por lo mismo, en esta ocasión, despertó en mí una curiosidad por averiguar y conocer más de algún dato para poder compartirlo con todos los amantes del té y las infusiones en general.

Primero me gustaría aclarar que hablar de té de coca como mucha gente lo hace, está incorrecto, llamamos té y sólo té, a la infusión producida de las hojas de la planta de té, conocida científicamente como Camellia Sinensis. Si proviene de alguna otra planta podemos referirnos a ella, como infusión, tisana, agua de hierba, o en este caso como se conoce a la coca, mate de coca.

Es decir, la hoja de coca entra dentro del grupo de las infusiones y a mi juicio, una con un pasado, presente y futuro bastante interesante. Más que mal las hojas de esta planta vieron nacer, crecer y morir al grandioso Imperio Inca, y es hoy en día una de las tradiciones que ha perdurado, uno de los últimos afanes de esa misteriosa cultura por aferrarse y seguir presente en el Perú del mundo moderno.

La leyenda dice que fue Mama Quilla (Madre Luna) quien por encargo del Dios del Sol, Inti, esparció la planta de coca por las cálidas montañas amazónicas, como consuelo para los habitantes del Imperio con el fin de que pudieran calmar el hambre, la sed, y adquirir fuerza y vigor durante todos los días de su vida. Por esto mismo, no es extraño imaginar que la palabra Coca que proviene del Aymará significa “alimento para trabajadores y viajeros”. Por lo visto la Coca hace algo más que curar el mal de altura.

Si bien es bastante incierto el cuándo apareció la planta de coca y cuándo se comenzó a cultivar, evidencia arqueológica nos dice que ya era utilizada por culturas previas a los Incas como las culturas Chavín y Tiahuanaco. Desde siempre con un fin cultural y religioso. Al llegar los españoles al Perú, éstos intentaron prohibir la coca, a toda costa,  argumentando que era una “costumbre diabólica” y una “enemiga del cristianismo”. Por lo visto todos estos pensamientos, se vieron disipados al ver lo productivo que los indígenas podían ser consumiendo la hoja de Coca, se decía que la coca era tan agradable para los indios que la preferían al oro, la plata y las piedras preciosas.

Uno de los primeros cronistas españoles, Oviedo, escribe en el año 1535: “Los indios cargan una hierba cuya hoja puede sostenerlos dos días sin comer ni beber, con sólo masticar estas hojas en la boca”. La productividad de los miembros del imperio del Tahuantinsuyo, hizo que los españoles hicieran vista gorda del consumo y comercialización de la coca, negocio que al contrario tuvo un auge sin parangón, con el cual se vieron muy favorecidos, primero  por el exhaustivo trabajo que realizaban los descendientes del sol en minería y luego por los impuestos que se pagaban por la coca.

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Esta tradición milenaria del consumo de la hoja de coca ha tenido una evolución y a lo largo de la historia se ha utilizado para diversos motivos y de diversas formas. Infusionar la hoja de coca, al igual como se hace con el té, es sólo una de las formas de consumirla y utilizarla, en este caso con un fin medicinal, pero también se mastica para sociabilizar, se queman como ofrenda a la Pacha Mama o madre tierra, se arrojan al aire para ver la suerte y determinar lo que el destino te tiene deparado, a través de la adivinación, o son ocupadas por curanderos para ayudar a los enfermos con sus  males.

Estudios de la Universidad de Harvard han comprobado todos los beneficios que se les atribuyen a la hoja de coca y que nos explica cómo esta tradición ha sido y seguirá siendo parte de esta cultura y pueblo. Además, del hecho que hasta el día de hoy siga beneficiando incluso a turistas como yo o ustedes mismos a los cuales les pueden llegar a afectar los 3.400 metros de altura.

Evidentemente he obviado algo muy importante al hablar de la coca y es el gran debate entorno a si es una droga o no. Fue en la década de 1850 cuando científicos dieron con lo que probablemente podría ser considerado uno de los peores descubrimientos de la historia: “la cocaína”, hecha a base de la hoja de coca, claro que con aspectos bastante distintos, la química ha sabido hacerle de mala fama a esta hierba. No dudo que Atahualpa, Manco Capac y el mismo Inca Pachacuteq deben ver con rabia e impotencia como la hoja de coca fue completamente sacada de su contexto social y religioso y hoy es vista con ojos más inquisidores. Los mismos habitantes de estas zonas hablan con frustración al ver como: “su planta sagrada pasó a ser considerada una maldición, el  consumirla en forma de cocaína no tiene nada que ver con el equilibrio espiritual y cultural de la comunidad rural andina”.

Ya lo saben si la altura u otro mal los afectan, nunca está de más, tómese un mate de coca y santo remedio o si bien quieren probar algo nuevo, qué tal un ¿coca sour? Sí pisco sour, pero saborizado con hoja de coca, delicioso.

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