El maltrato de los animales de circo no es nada nuevo, pues bien se sabe que detrás de los malabares y gracias se encuentran historias de golpes, abusos, explotación y otros métodos de adiestramiento terribles.
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El domingo pasado, integrantes de la asociación Anima Naturalis se congregaron a las afueras del Circo Chino de Pekín, que actualmente se encuentra instalado en Puerto Vallarta, Jalisco.
Semidesnudos, con cadenas colgando y pintura roja simulando sangre, ondeaban pancartas invitando a la gente que estaba en la fila para entrar al circo a no ser cómplices de la explotación y esclavitud de los animales.
“No más circos con animales”, “Pagas por ver su sufrimiento, ellos ya no quieren ser torturados” también fueron parte de sus reclamos para que los asistentes abrieran los ojos ante lo que unos consideran un espectáculo tradicional para niños y adultos.
La cabeza principal del grupo, Anayeli Gálvez, dijo en una entrevista que su organización “está enfocada a los derechos de los animales” y que “la vida del animal en el circo es una pesadilla: viven encadenados, enjaulados y torturados”.
Todo esto para que algunos puedan disfrutar verlos haciendo actos que son totalmente antinaturales para ellos, como andar en bicicleta y balancear una pelota.
También agregó que México “tiene firmado desde 1974 la declaración universal de los derechos de los animales en su artículo décimo, donde se establece que ningún animal debe ser utilizado para esparcimiento humano y que todo animal tiene derecho a vivir en libertad”. Desafortunadamente los circos y las terribles peleas de gallos y perros, ambas ilegales, siguen teniendo lugar en la vida de todos los días.
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Lo más reprochable es que las autoridades permitan a los circos mexicanos tener animales en peligro de extinción en cautivero, como los jaguares.
Fuente: Protestan en circo de Jalisco contra tortura a los animales (La Jornada)
