Las luces navideñas casi siempre resultan ser desechables, y terminamos botándolas a la basura. A nadie le puede importar demasiado, porque además, pesan muy poco, pero cuando pensamos en volúmenes mundiales, esto podría ser bastante dramático para en medioambiente.
PUBLICIDAD
En China, Shijiao es la capital del mundo del reciclaje de las luces del árbol de Navidad que los estadounidenses tiran todos los años. La localidad de Yong Chang recicla alrededor de mil millones de kilos y ShijiaoLi, que se encuentra aproximadamente a una hora de Guangzhou, es el hogar de al menos nueve plantas que en conjunto procesan más de 9 mil millones de kilos anuales.
Pero no creamos que el reciclaje siempre es bueno. Desde que partió esta fórmula, hace ya 20 años, en busca de materias primas baratas, la contaminación de las ciudades donde se practica, aumentó considerablemente. Para extraer el cobre de los cables, no había nada mejor que quemarlos. Por eso, desde una gran distancia se podían ver las columnas de humo que se elevaban sobre ciudades como Shijiao donde su mano de obra barata y los bajos estándares ambientales, la hacían una presa apetecible para quien quisiera emprender en el negocio del reciclaje.
Sin embargo, la globalización y la tecnología, hicieron que se optimizasen los procesos, aprovechando absolutamente todo de estas luces navideñas, pudiendo crear con el plástico diversos objetos, por ejemplo zapatillas.
Fuente: The Chinese Town That Turns Your Old Christmas Tree Lights Into Slippers (The Atlantic)