Cada año, unas 4600 tortugas marinas son asesinadas en las faenas pesqueras estadounidenses, según un nuevo estudio. Aunque este número es un 90% inferior al de 1990, las tortugas capturadas y asesinadas de forma accidental todavía son muchas, y sus colonias todavía no está na salvo.
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La internacional Oceana, aseguró que “es desastroso que la pesca estadounidense permita la muerte de 4600 tortugas en peligro de extinción cada año, y este en el mejor de los casos. La estimación de 4600 asume que las medidas de protección están siendo seguidas en todas las faenas pesqueras a lo largo del país del norte, el número real de muertes es significativamente mayor”.
El doctor Bryan Wallace, uno de los autores del informe, dijo que aunque el número de muertes se ha reducido, todavía queda mucho para que las tortugas empiecen a recuperarse. “Uno de los problemas es que no tenemos un número que sirva como cuota para cada industria pesquera. Necesitamos saber cuántas muertes puede aguantar cada colonia de tortugas”. Con ese número, podrían saber exactamente cuántas muertes hay.
Algunas especies de tortugas en Estados Unidos, como las tortugas bobas, que hace unas décadas eran las más abundantes, han reducido su población en un 40%, producto de la caza accidental. Ésta se describe como “la captura o daño a animales marinos que no son el objetivo en las faenas pesqueras”.
Como suele pasar, el gran problema aquí es que la falta de fiscalización de parte del Estado. Si hubiera una buena ley que prohíba la caza accidental, o que obligara a los pesqueros a reparar los daños hechos en colonias de otras especies, con fuertes multas y fiscalizaciones constantes, estos problemas disminuirían. Y esto significaría salvar la vida de muchos animales en peligro de extinción.
