Siempre he pensado que dejar una llave de agua abierta es lo mismo que ir al supermercado, volver con un montón de bolsas llenas de alimentos, y apenas entrar en la casa, tirarlo todo a la basura. ¿Qué sentido puede tener abrir el grifo, dejar al agua ver la luz algunas milésimas de segundo, y meterla a la cañería? Estoy seguro que no tiene sentido.
Eso mismo pensaron Pau Rodilla y Jaime Aguiló, que hicieron este video para el II Festival Ecológico de Microcortos “La Luciérnaga Fundida”, organizado por la Universidad Católica de San Antonio.