El nuevo proyecto de ley de manejo de residuos, presentado por el ministerio del Medio Ambiente y Medio Rural y Marino español, ha provocado rechazo en diversos grupos de la sociedad española. La principal razón es que no evita que más del 85% de la basura urbana del país termine en vertederos e incineradores.
PUBLICIDAD
Para protestar, un grupo de activistas de Greenpeace descargó 4 toneladas de basura frente a las puertas del ministerio. Además llegaron vestidos con trajes especiales y mascarillas, y carteles donde se podía leer “Incineración no” o “Esta ley quema el futuro”.
Para los activistas, este proyecto de ley representa un retroceso en las políticas ambientales, y aleja al país del objetivo de “residuo cero”. También alegaron que no se propone ninguna solución para las bolsas de plástico de un solo uso, sino hasta el año 2012, cuando se espera cambiarlas por bolsas biodegradables.
Según dijeron en su nota de prensa, en España hay 10 plantas de incineración de basura y se están construyendo otras 20, empujando a los ibéricos hacia los países europeos que menos reciclan, y proponiendo el más caro y sucio método de manejo de residuos. Además, es el que menos empleos genera.
Lo que le gustaría a Greenpeace –y a todos nosotros- es que las nuevas políticas públicas tengan más que ver con la ecología y menos con el poder económico. Denuncian que el proyecto de ley se hizo bajo la presión de empresas incineradoras, y que el reciclaje es mucho más rentable, económica, social, y medioambientalmente.
