Para los que les gusta la lectura y cuidar el medio ambiente les tenemos la siguiente pregunta: ¿cuántos árboles han caído para la producción del libro que estás leyendo? En todo el mundo se derriban bosques naturales para sembrar árboles de rápido crecimiento, que entregan a la industria del papel miles de millones de dólares de ganancias. Pero se estima que un 17% del papel proviene de bosques primarios, naturales.
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El 10% de la población del planeta utiliza el 50% del papel que se fabrica en el mundo. Ese 10% está representado por Europa y Norteamérica, donde países como Canadá y Finlandia depredan sin compasión sus bosques naturales para fabricar este preciado producto.
Como una solución para este problema aparecieron los e-books y los e-readers. Aparatos que asemejan un poco la forma de un libro, pero todo en formato digital. Las ventajas a primera vista con varias, como la portabilidad, y la gran cantidad de libros que se puede guardar en cada uno de los dispositivos.
Pero recordemos que actualmente en todo el mundo está habiendo problemas con la basura electrónica, cuyo reciclaje conlleva más procesos y es más caro, y donde muchas veces se decide finalmente quemar las montañas de desechos produciendo mugrientas nubes negras. Se sabe que los países “desarrollados” envían la basura electrónica a zonas pobres de áfrica, donde hay niños que trabajan los residuos, expuestos a productos químicos y sustancias tóxicas.
Por otro lado, estudios indican que para que un e-book sea más conveniente medioambientalmente hablado, hay que leer unas 12000 páginas de texto durante su vida útil, que podría llevar a ser, digamos, unos 5 años.
Entonces, ¿qué libros preferirías leer? ¿Uno que fue construido derribando árboles? ¿O uno que terminará como negro humo en la atmósfera? Así, pareciera que es mejor no leer. Pero con un buen sistema de reciclaje, y una eficiente gestión forestal, fabricar libros y cuidar el medioambiente no tiene porqué ser una dicotomía.