El trabajo coordinado de Greenpeace y otras organizaciones en Chile ha logrado la creación de un Santuario Ballenero el año 2008 y una ley que garantiza la protección de los cetáceos. Sin embargo esta semana fuimos alertados por el posible ingreso a aguas de jurisdicción nacional del Nisshin Maru. Valga señalar que la flota japonesa opera con buques que almacenan y procesan la carne de cetáceos, a los cuales corresponde el barco en cuestión y buques arponeros, mas rápidos y pequeños.
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Gracias a la defensa legal que conseguimos en este país esta nave tiene impedido el ingreso, al tener carne de ballenas en su interior. En efecto así lo declaró la armada de Chile luego de nuestros contactos y de otras organizaciones medioambientales conscientes del tema, señalando que no se había solicitado el permiso de ingreso mismo que de haber sido concedido hubiera detonado automáticamente la detención de la tripulación para su posterior juicio por violación a la ley 20293 de protección de cetáceos. Hoy la flota ballenera es monitoreada regularmente por la Armada para hacer cumplir la ley.
Una cierta confusión se produjo además porque Chile no tiene jurisprudencia legal en las aguas de la Antártica -es decir, son aguas internacionales- que es donde la flota la japonesa, la única que lo hace en ese lugar, sigue cazando ballenas. Es destacable además que esta misma semana, nuestro país, junto a otras naciones latinoamericanas pertenecientes al Grupo de Buenos Aires, expresaron su rechazo oficial a la cacería ‘científica‘ que Japón desarrolla en el océano austral, reforzando el interés nacional y regional de protección de los cetáceos.
Otro asunto que ha circulado esta semana es la ‘suspensión‘ de la caza anunciada por Japón. En diciembre pasado la oficina de Greenpeace en Japón anticipó que la cacería de este año se vería disminuida al menos a la mitad por varios problemas claves para el futuro de la cacería. Estos problemas son –fundamentalmente- de carácter financiero, de respaldo político y de seguridad, porque el Nisshin Maru presenta muchos riesgos y no hay disposición económica para su recambio. El anuncio por tanto de “suspensión” no es de “cese”, y no compromete aún a detener la caza de ballenas por parte de Japón, como sí lo han hecho todos los restantes países del planeta. Nuestra oficina en la zona (traducción) mantiene su activa campaña para condenar la caza y para desmantelar la ilegalidad que la encubre. Un buen ejemplo para conocer mas antecedentes es revisar la historia de Junichi y Toru, los dos de Tokio, detenidos y procesados por demostrar dicha ilegalidad.
En Chile, habiendo avanzado en materia legal a favor de la protección de ballenas, nuestra Campaña Mundial de Defensa de los Océanos ha ampliado su mirada y concentra su foco de trabajo en la defensa de la principal pesquería de Chile: el Jurel. Este último se encuentra sobre-explotado y al borde del colapso, con todos los efectos que eso genera en términos sociales, económicos y jurisdiccionales. En efecto, luego de asistir a la última reunión sobre pesca en la región constatamos la importancia de tu ayuda para hacer llegar un mensaje fuerte y claro a las autoridades de los países que participan de las discusiones de pesca en la región favoreciendo la ratificación de los acuerdos que protegen a la especie en este enlace: ¡Actúa para proteger el Jurel en el Pacífico!.
En paralelo hemos avanzado significativamente impulsando la necesidad de una red de parques marinos que cubra al menos el 10% de cada una de las seis eco-regiones que dividen Chile –sobre las cuales podríamos hablar en otro posteo- con un objetivo claro: permitir la preservación y recuperación de salud de los ecosistemas y recursos marinos. De hecho, el 40% de las pesquerías nacionales más importantes están sobre-explotadas y se mantienen las nefastas consecuencias de la pesca de arrastre, que no sólo tiene impactos negativos en la vida marina sino que también en el ámbito social, de las personas y su entorno.
Chile tiene mucho que decir en materia de conservación oceánica pero hemos estado dándole la espalda al mar por mucho tiempo. Greenpeace en Chile advirtió en hace años de este escenario pero los responsables de implementar medidas preventivas hicieron caso omiso a nuestras críticas y hoy son los responsables del crítico escenario que enfrentamos. La coyuntura histórica no sólo permite, exige, medidas urgentes para corregir el curso que están llevando las cosas. No queda mucho tiempo que perder. En Greenpeace, y gracias al apoyo quienes nos ayudan seguiremos trabajando para que esta realidad cambie y que el país pueda asegurar, antes de que sea demasiado tarde, la economía nacional, los ecosistemas y la recuperación de las especies.