Con todo lo buenas que son las ciclovías, quienes andan en bicicleta saben que no se pueden construir en cualquier parte. Por ejemplo, muchas ciclovías se construyen al lado donde las micros se detienen a recibir pasajeros, llenándose la pista de gente e imposibilitando el paso para el ciclonauta. Así, parece lógico que construir ciclovías en el centro de las ciudades es demasiado complicado por las veredas angostas y los edificios sin patio delantero. Simplemente no hay espacio.
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Lo que se le ocurrió al ayuntamiento de Madrid, España, fue crear “calles de prioridad ciclista”, es decir, calles que estarán destinadas en primer lugar a las bicicletas, donde los autos no pueden circular a más de 30 kilómetros por hora, y donde los pedaleros deberán respetar las normas del tránsito como cualquier otro vehículo.
En las calles pequeñas, la prioridad de los ciclistas será completa, pero en las grandes avenidas se construirán carriles especiales, vías exclusivas que estarán separadas de los automóviles bien por líneas en el pavimento, bien por bloques de cemento.
A las organizaciones de automovilistas de la capital española les molesta que todas las nuevas normativas viales están enfocadas en quitarles espacio. Primero fueron las vías exclusivas para microbuses y taxis, y ahora para ciclistas. Su principal argumento es que los ciclistas en Madrid no representan a más del 0,6% del tráfico.
Los ciclistas, por su parte, dicen que este es el camino a seguir para fomentar el uso de la bicicleta, la vida sana y el deporte, y no seguir construyendo ciclovías estrechas, que se llenan de caminantes y tarros de basura, con baches y maleza. Además, al igual que en Santiago de Chile, las ciclovías se construyen de a poco y en cualquier parte, sin un diseño urbano que cree un sistema de transporte en bicicleta.