A propósito del artículo escrito por Constanza Carmi en Belelú: Hasta las marcas de ropa más top se hacen “ecológicos”, creo que es bueno plantearse esta interrogante, ¿qué tan verdes son las tiendas que sólo se preocupan de su “exterior” y no de su “interior”? Para quienes no leyeron el artículo, los contextualizamos.
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Inditex es un grupo económico que maneja varias tiendas de vestuario en el mundo. Una de ellas es Zara. Y para celebrar la apertura de la tienda cinco mil, quisieron que fuera completamente sustentable (al menos su fachada). Y para eso hicieron que la construcción de su nueva sucursal tuviera la certificación LEED (sello estadounidense para la arquitectura sostenible).
Pero eso no fue todo: Tiene medidores automáticos de CO2, de temperatura, ruido y humedad; sus luces son LED y cuando la tienda está cerrada, su iluminación se reduce al 50% (ya habíamos escrito una vez sobre que muchos centros comerciales dejan sus luces prendidas de noche). Y además, cuentan con un sistema de cortinas de aire con sensores que controlan los grados y eliminan el uso de calefacción y aire acondicionado.
Hasta ahí, todo bien, ¿no?
Pero ahora es cuando viene lo que planteaba el artículo de Constanza: ¿qué sacamos con tener algo muy verde por fuera si por dentro está podrido?
Sí, tal vez estamos siendo un poco extremistas, pero ¿no sería mucho mejor, acaso, que en vez de tener tanto aparato para reducir su huella, la ropa que hicieran fuera hecha con 100% algodón orgánico, telas reutilizadas y zapatos hechos con fibra de cáñamo?
Al final, es como el dicho “¿qué vienes antes: el huevo o la gallina? En este caso sería ¿qué importa más: tener una fachada verde y un contenido negro o al revés?
Y está bien, no hay que ponerse tan fundamentalista: ya es bueno, al menos, que Zara haya decidido tener una tienda con un menor impacto ambiental sobre el planeta. Se agradece. Pero si nos ponemos más agudos, es un poco contradictorio, ¿o no?
¿Qué opinan ustedes?, ¿qué es más importante: el contenido o la fachada?