Tras dos intensas semanas de reuniones y negociaciones, no es fácil llegar a un consenso acerca si los acuerdos logrados en Cancún son realmente exitosos o no en la lucha contra el Cambio Climático.
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Cancún consiguió fundar “un paquete de decisiones equilibradas”, según lo calificó Naciones Unidas. Un cuerdo escaso en cifras y obligaciones reales del cual sólo se valoró la cantidad de países que lo suscribieron -incluidos los principales emisores de gases de efecto invernadero- como es el caso de Estados Unidos y China. Así se estableció que los países industrializados planificarán estrategias para sostener un desarrollo bajo en emisiones de gases de efecto invernadero y que además deberán informar su inventario de emisiones cada año.
También se estableció un Fondo verde en el cual los países en desarrollo llevarán un registro de sus emisiones cada dos años, a fin de mostrar el avance de las acciones de mitigación hechas con el financiamiento de los países industrializados. En los montos a invertir se estableció el compromiso de proporcionar 30.000 millones de dólares de financiamiento rápido y de movilizar otros 100.000 millones a partir de 2020 para atender las necesidades del desarrollo. Quién se hará cargo de recabar los fondos y distribuirlos, es algo pendiente.
Asimismo se creó un Comité Ejecutivo de Tecnología y el Centro y la Red de Tecnología Climática para aumentar la cooperación en este plano y ayudar en los planes de mitigación.
Sobre el Protocolo de Kioto, los países aceptaron continuar con las negociaciones de cara a un segundo período para después de 2012. Y se reforzaron algunos de sus mecanismos, como el de Desarrollo Limpio, que contará con más recursos para generar tecnologías sustentables.
Así para muchos el encuentro no es lo que se necesitaba finalmente, pero sí representa los cimientos sobre los cuales se puede construir una mayor ambición colectiva en el futuro.