Nunca pensé que llegaríamos a este punto. Lo que no hizo una minipimer triturándome un dedo, lo que no logró la crítica despiadada de mis comensales, lo que no consiguió mi fracasada creme brulé y lo que no lograron mis hijos devolviéndome platos deliciosos completamente llenos, lo hace ahora mi closet.
PUBLICIDAD
El desafío está desafiando mis kilos.
Pesa no tengo, a si que la medida de si subo o bajo de peso la llevo con la talla de mis pantalones. El veredicto de las pocas pilchas que tengo fue unánime. Subí de peso. Por primera vez siento que el desafío se ha vuelto cuesta arriba, o kilos arriba más bien.
Al comienzo pensé en este duro invierno, en el que uno suele comer más calorías de la cuenta, puede ser una razón, pero como a esta dedad no es tan fácil bajar de peso como a los 20, me preocupé. De ahí que esta semana me la haya tomado con un poco de calma. Esta será más intensa, pedro definitivamente, empezaré a cocinar todo a la mitad. Por lo menos, si a nadie le gusta lo que hago, no me siento obligada a terminarlo por si se tiene que ir a la basura. Lo otro es comenzar a practicar más la caridad y llevar mis platos a las casas de mis amigos. Al menos así lo kilos extras se repartirán más homogeneamente.