Espero haber aprendido la lección para los más de 300 días que me quedan por delante con este desafío: nunca, nunca, nunca cocinar contra el tiempo. Fracaso asegurado.
Torta de Chocolate, me pide la Clarita para llevar a nuestro almuerzo dominguero. Son las 8 de la mañana, ya tengo mi sopa y la tarta de tomate, y dejo el postre libre.
Queda Mousse de Frambuesa y algunas Madeleines, con eso más que salvaba para después de una jornada sacando espinos y ordeñando vacas. “Mejor que no, le dije, preparemos a la vuelta más tranquilas”, aún me faltaba hacer desayunos, vestir niños, dejar camas hechas… en fin, los clásicos de domingo en la mañana.
Además, le comento, el horno no está para repeticiones, para cumplir la meta tengo que hacer recetas nuevas! Mmm tienes razón, y luego abre esos tremendos ojos café oscuro a los cuales le pone la misma intensidad para decirme que le tengo que hacer una basta como para reprocharme de por qué hay que pagar almuerzo en el colegio si son ellos, los mismos niños, los que mantienen el huerto bajo control! Y me lanza, busquemos otro que tenga chocolate. Y la verdad hay muchos postres. Jugó a mi favor el que todos necesitasen bastante tiempo de preparación. Hasta que llegamos al Roulade de Chocolate.
Lo leí, rápido y no hasta el final, y me quedó grabado el que la masa estaría sólo 25 minutos en el horno. Este puede ser, lancé, y se me entusiasmaron todos. Hicimos la masa de este clásico brazo de reina con mucha rapidez. El Jose se preocupó de derretir la barra de chocolate a baño maría, Clarita se afanó batiendo las claras a nieve y, mientras, yo mezclé las yemas con el azúcar. Cuando todos estuvimos listos, hice la mezcla final (con movimientos envolventes), y la extendí por el molde. Al horno 25 minutos.
Quedó perfecta, dorada, blanda, esponjosa. Mientras, hicimos la crema chantilly (por lo que esta receta vale por dos en el conteo!) para el relleno. Quedó perfecta. Es más, como nunca.
Y lo que estaba todo perfecto por separado, junto quedó imposible. En el apuro por llevar el postre, sacamos la masa, la cubrimos de la crema y caos total! La masa caliente convirtió la crema en agua. Intentando salvar la situación, puse la masa en el freezer para enfriarla rápido mientras me duchaba. A la vuelta lo volvimos a intentar, pero la masa se endureció tanto que fue imposible hacer el rollo. Al refrigerador devuelta y veremos al regreso. Tipo 6 de la tarde lo volví a tomar en mis manos. La crema se salvó y la masa estaba bien, pero imposible de manejar. Quedó más parecida a una lasagna que a un brazo de reina. El sabor delicioso, la presentación, horrible. Pero bueno, el más chico de la casa, que descubrimos es fanático del chocolate, ya le está dando el bajo.