Salma Hayek volvió a crear controversia por su estilo en la entrega 90 del Oscar. Llegó enfundada en un vestido Gucci y joyería que superaba los 4.2 millones de dólares, pero lo ostentoso no le alcanzó para que no la criticaran.
Luego de la entrega, donde tuvo una participación para hablar del acoso sexual en Hollywood y de que Guillermo del Toro se llevará la estatuilla dorada a mejor director, la mexicana junto a su esposo François-Henri Pinault, llegaron a la gala de la revista Vanity Fair, donde la veracruzana fue criticada de nuevo.
El vestido es parte de la colección que Gucci, junto a Dapper Dan hicieron en colaboración.
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Más allá de las críticas y los malos comentarios, la mexicana es una de las mejores vestidas de la industria, tiene un equipo detrás de ella que la ayuda a elegir las prendas. Al final, si su trasero se ve mal o no, si luce más delgada o más ancha, si no le favorece, todo eso se minimiza cuando habla, cuando alza la voz, cuando denuncia, porque Salma es la voz de miles de mujeres latinas.
Salma Hayek más allá de la ropa
Con un poderoso mensaje, la mexicana habló fuerte, claro y duro contra la violencia de género afirmando:
«En esta noche de aniversario número 90 cuando celebramos sus laicos debemos de ver hacia adelante Se sigan expandiendo las posibilidades Eso es lo que nos prometio este año. Así que como pueden ver, les pedimos que nos acompañen mientras vemos a algunas de estas pioneras. La películas que me encantan han sido escritas por mujeres. Queremos que esta voz se expanda, que este movimiento continúe 90 años más. Salma: Esta es la posibilidad de no seguir siendo parte del ‘status quo’. Este es el momento»
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