Este 2025 ha sido, paradójicamente, uno de los años más luminosos y más desafiantes para Cazzu. La artista argentina renació entre proyectos: lanzó su libro, regresó al estudio con un nuevo álbum, confirmó una gira por Latinoamérica y abrazó por completo su faceta más feliz, la de ser madre. En ese contraste nació una historia que hoy inspira un movimiento social inesperado. Su batalla legal para poder viajar con su hija Inti ha encendido un debate que ya no habla solo de celebridades, sino de derechos, dignidad y protección para miles de mujeres.
Mientras Cazzu reconstruía su vida profesional, el conflicto con Christian Nodal por los permisos de viaje y acuerdos de convivencia se volvió un obstáculo constante. Durante más de un año intentó obtener la autorización para que su hija pudiera acompañarla en sus compromisos.

La legislación argentina exige el consentimiento de ambos progenitores para que un menor salga del país, pero cuando una de las partes se niega (o simplemente guarda silencio), la burocracia se transforma en un muro casi infranqueable. Para Cazzu, ese muro se volvió emocionalmente devastador.
En el podcast “Se regalan dudas” hace unos meses, la cantante reveló el peso que había tenido que cargar en silencio por meses. De acuerdo con su testimonio, el abogado de Nodal le advirtió de manera directa que el permiso de viaje podía ser revocado en cualquier momento. “Ese hombre me miró a los ojos y sin decirme nada me dijo: ‘tenemos el control sobre vos y tu hija’”, recordó. Ese día, dijo, vivió “uno de los peores momentos” de su vida.
Pero lejos de victimizarse, la artista reconoció su posición: “tengo el privilegio de poder pagar abogadas”, afirmó, señalando que la mayoría de las mujeres que viven lo mismo no cuentan con esa posibilidad. Su testimonio fue señalado por muchos como un posible caso de violencia vicaria, que es el uso de los hijos como herramienta de control contra la madre.
La “Ley Cazzu”: cuando una historia personal detona una causa colectiva

Lo que inició como una confesión en un podcast se volvió una petición ciudadana para aprobar la “Ley Cazzu”, que busca proteger a familias monoparentales y permitir viajes con hijos sin depender del progenitor ausente.
La petición en Change.org, que ya acumula miles de firmas, denuncia que madres y padres solos enfrentan trámites costosos y desgastantes que incluso afectan a los niños. Señalan que la burocracia revictimiza a quienes ya cargan con todo, y la propuesta busca algo básico: menos trabas y más justicia para quienes sí están presentes.
En septiembre, la cantante compartió la frase que la marcó durante la mediación: “Hace tiempo que no me había sentido tan mal como me sentí ese día; tuve ese sentimiento de decir ‘el mundo es devastador’”. El impacto fue tan grande como la revelación que siguió: “Sigo siendo una hormiguita delante del monstruo de la misoginia, del patriarcado”.
Una historia que ya no es de una sola mujer
Aunque el equipo de Nodal asegura que ha cumplido con todo, la discusión ya superó las versiones de ambos. Hoy el foco está en un sistema que suele favorecer a quien tiene más recursos y deja a muchas madres en desventaja.
El reclamo no pide privilegios, pide equidad: que ninguna mujer enfrente lo que vivió Cazzu para trabajar y cuidar a su hija. Su testimonio se volvió un espejo social y encendió un “basta” colectivo. Quizá la “Ley Cazzu” no resuelva todo, pero ya simboliza un despertar necesario y una demanda de protección real.

