En el matinal de Ecuavisa, En Contacto, entre risas, lágrimas y memorias, Erika Vélez abrió su corazón para repasar su trayectoria, una que empezó casi por accidente, pero que terminó marcando profundamente su vida.
Aunque viene de un momento complejo tras su salida de MasterChef, hoy el brillo con el que habla demuestra que está lista para renacer.
Su historia en televisión comenzó cuando hizo un casting para Sin Límites. No buscaba ser actriz ni le llamaba la atención la pantalla, pero aun así la escogieron para un personaje que ya tenía nombre y rostro asignado. Esa coincidencia, fue el primer golpe de suerte que la llevó a descubrir su vocación.
Más tarde llegó Solteros sin Compromiso, la serie que, como ella misma reconoce, “la puso en el ojo” de todos y le reveló que actuar no era un juego, era algo que quería estudiar, dominar y para poder dedicarse a ello.

Ahí empezó todo. Y aunque hoy no interpretaría de nuevo a ese personaje alocado y exagerado, admite que lo guarda con un cariño gigantesco. Fue ahí donde descubrió que podía reírse de sí misma, hacer el ridículo y disfrutarlo, algo que la marcó como artista y como mujer.
Entre la fama y el amor propio
Durante la entrevista, Erika recordó los momentos en que no encajaba con el estereotipo de belleza de la época. “Yo no era el prototipo de chica guapa”, contó. Frente amplia, labios gruesos, no muy alta. Rasgos que no siempre fueron celebrados.
Confesó, con valentía, que en su adolescencia padeció bulimia y anorexia nerviosa. Mirarse al espejo era doloroso. Veía una versión distorsionada de sí misma que no coincidía con lo que realmente era.

Para ella, controlar el peso era una forma de controlar algo en un mundo donde todo parecía demasiado grande. Años después, al ver una fotografía antigua, comprendió la dimensión real del daño.
Erika resalta que los adolescentes necesitan hablar y no guardarse el miedo porque a veces lo mejor que se puede hacer es desahogarse con alguien para que la carga no pese tanto.
El peso de la fama y el valor de volver a sí misma
Erika contó también que hubo un momento en el que se desconectó de si misma y se convirtió en un “producto”. Hoy, en cambio, habla desde un lugar más sano y consciente. Recuerda cómo disfrutaba antes, siendo auténtica.
La actriz reconoce que lo que uno da se triplica, y que la vida siempre le ha devuelto cariño. Por eso, ahora más que nunca, está agradecida y lista para una nueva etapa. No desde la presión, sino desde la plenitud.

Nuevos desafíos, la misma pasión
Después de años frente a cámaras, éxito, crisis y crecimiento, Erika está lista para seguir creando historias. Historias honestas y liberadoras, que conecten con la gente como conectan sus palabras, desde la verdad.

Su testimonio es un recordatorio poderoso de que las caídas pueden convertirse en impulso, que los miedos pueden sanar y que siempre es posible volver a empezar. Erika Vélez vuelve a su esencia y desde ahí, todo lo que venga será luz.

