Lucerito Mijares volvió a convertirse en tema de conversación luego de que una serie de fotografías comenzaran a circular mostrando un supuesto cambio de imagen que sorprendió a miles. La joven cantante, conocida por su autenticidad y su estilo sin poses, apareció en estas imágenes con un look completamente distinto. Sin embargo, la viralización vino acompañada de una pregunta que dividió a la audiencia: ¿las fotos son reales o fueron creadas con inteligencia artificial?
Las imágenes comenzaron a difundirse en X, TikTok e Instagram, generando cientos de reacciones en cuestión de minutos. En ellas se ve a Lucerito con una apariencia más estilizada, maquillaje distinto y rasgos faciales suavizados, lo que impulsó a muchos usuarios a comentar que “le va muy bien” ese supuesto cambio de imagen.
Pero junto con los halagos llegó también la duda. Varias personas señalaron que las fotografías podrían ser producto de un filtro avanzado o incluso de herramientas de IA generativa, que se han popularizado para modificar rostros de manera casi perfecta.

Hasta el momento, Lucerito Mijares no ha reaccionado ni confirmado si las imágenes son reales, aunque quienes la siguen de cerca aseguran que el estilo no coincide con el que suele mostrar en entrevistas, presentaciones o redes sociales.

Otros usuarios comentaron que, si bien las fotos son favorecedoras, también abren una conversación importante sobre los estándares de belleza creados por la tecnología y la presión sobre las figuras públicas jóvenes.
Reacciones en redes
Las respuestas fueron inmediatas y diversas:
- “Si es real o no, le va muy bien ese estilo.”
- “Yo creo que es IA, pero quedó espectacular.”
- “Lucerito no necesita filtros, ella siempre se ve hermosa a su manera.”
- “Las redes ya no dejan distinguir qué es real y qué no.”
Este tipo de debates se ha vuelto común con la masificación de la inteligencia artificial, que permite modificar imágenes con una precisión cada vez mayor.
Manipular la imagen de una mujer con IA también es violencia digital
Si las fotografías resultaran ser creadas con inteligencia artificial, el tema va más allá de una simple tendencia. Para muchas mujeres, incluida Lucerito Mijares, este tipo de manipulación digital puede ser profundamente indignante. No solo porque altera su identidad, sino porque construye un estándar irreal que luego recae sobre sus hombros.
Modificar rasgos y cuerpos con herramientas de IA es un acto que, aunque algunos usuarios normalizan, puede convertirse en una forma silenciosa de violencia digital. Impone expectativas inalcanzables, alimenta comparaciones dañinas y coloca sobre la mujer una presión injusta: parecerse a una versión de sí misma que no es real.
Este fenómeno también revela un problema más profundo: la idea de que la imagen de una mujer es un lienzo público disponible para ser alterado a conveniencia. Una dinámica que no solo deshumaniza, sino que refuerza estereotipos sobre cómo debería lucir una figura femenina para ser validada o celebrada en internet.
En un entorno donde la tecnología avanza más rápido que la ética, es urgente cuestionar estas prácticas y recordar que detrás de cada imagen hay una persona real, con emociones, límites y una historia propia que merece respeto.

