La fiebre por Shakira no conoció fronteras ni protocolos. El fin de semana del 8 y 9 de noviembre, Quito vibró al ritmo de la colombiana y entre los miles de asistentes hubo rostros muy conocidos: los de la familia del presidente Daniel Noboa.
Annabella Azín, madre del mandatario, asistió al primer concierto, el sábado 8, y no pasó desapercibida. Azín disfrutó el espectáculo muy cerca del escenario, sonriente y rodeada de amigos, en una de las zonas más animadas del estadio. La exlegisladora se mostró relajada, aplaudiendo y coreando los temas más icónicos de la artista.
Una primera dama fan de Shakira
El domingo 9, fue el turno de Lavinia Valbonesi, quien llegó acompañada de la hija mayor de Daniel Noboa, concebida en su primer compromiso, para disfrutar del segundo show de la barranquillera.
El look de la primera dama fue sencillo, moderno y muy al estilo “rock chic”, con jeans, botas y una chaqueta que combinaba comodidad y glamour. En redes, los asistentes la reconocieron entre la multitud y celebraron su presencia como una muestra de cercanía y naturalidad.
Shakira une a generaciones
La energía del público fue indescriptible. Miles de luces de celulares acompañaron cada tema, desde “Hips Don’t Lie” hasta “Acróstico”, y entre los gritos y coros se coló la alegría de ver a personalidades del país disfrutando como cualquier fan.
Azín y Valbonesi compartieron el mismo entusiasmo que los más jóvenes: bailaron, cantaron y se dejaron llevar por la magia del espectáculo. Su presencia fue una prueba de que la música de Shakira sigue siendo un puente que conecta generaciones, estilos y hasta ideologías.
Entre familia, música y alegría
Aunque el presidente Daniel Noboa no fue visto en el evento, el ambiente familiar estuvo presente. Madre, esposa e hija compartieron un momento de desconexión, dejando por un rato los compromisos públicos para sumarse a la euforia colectiva que solo un concierto de Shakira puede provocar.
Los videos y fotos que circularon en redes mostraron sonrisas auténticas, miradas de complicidad y esa sensación de “todos somos fans”. Para Quito, fue un fin de semana histórico; para la familia Noboa, una noche de ritmo, emoción y cariño.