El cine despide a una de sus musas más queridas. Diane Keaton, ganadora del Oscar y símbolo de elegancia, humor y autenticidad, falleció en California a los 79 años, según confirmó People. La actriz, cuya carrera se extendió por más de cinco décadas, deja tras de sí un legado inolvidable que redefinió el papel femenino en la gran pantalla.
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Hasta ahora, no se ha informado de ninguna enfermedad específica que haya causado su muerte. Según reporta People, la familia de Diane Keaton confirmó la lamentable noticia y solicitó respeto y privacidad mientras atraviesan este momento de duelo. Nunca se conoció que padeciera alguna enfermedad grave y no existen reportes médicos oficiales que aclaren los detalles.
Una vida de cine y autenticidad
Nacida en Los Ángeles en 1946, Diane Hall (su verdadero nombre) soñó desde joven con los escenarios. Inspirada por su madre, quien “en su corazón de corazones quería ser artista”, Keaton abandonó los estudios universitarios para seguir su pasión en Nueva York. En los años 60 debutó en Broadway con Hair, y poco después adoptó el apellido de su madre para su nombre artístico: Diane Keaton.
Su salto al estrellato llegó junto a Woody Allen, con quien formó una de las duplas más icónicas del cine. Tras compartir escenario en Play It Again, Sam, Keaton brilló en películas como Sleeper (1973) y Love and Death (1975). Pero fue Annie Hall (1977) la que cambió su vida para siempre. Su interpretación como la encantadora y torpe Annie le valió el Oscar a Mejor Actriz y marcó un antes y un después en la comedia romántica.
Keaton no solo conquistó a la crítica: su estilo andrógino, con pantalones holgados, chalecos y corbatas, se convirtió en un ícono de moda. Con su carisma natural y autenticidad, rompió moldes en una industria que muchas veces exigía perfección y sumisión femenina.
Más allá de Annie Hall: una actriz de mil rostros
Aunque su personaje más recordado fue Annie, Diane Keaton demostró a lo largo de su carrera una versatilidad impresionante. Brilló en dramas como Reds (1981), por el que obtuvo su segunda nominación al Oscar, y Marvin’s Room (1996), junto a Meryl Streep y Leonardo DiCaprio. En el terreno de la comedia romántica, encantó a toda una generación con Something’s Gotta Give (2003), compartiendo pantalla con Jack Nicholson.
Su filmografía incluye clásicos como El Padrino (1972), Father of the Bride (1991), Baby Boom (1987), The First Wives Club (1996) y Book Club (2018), donde volvió a mostrar su chispa inconfundible. Su última aparición fue en Summer Camp (2024), junto a Kathy Bates y Alfre Woodard.
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Una mujer fiel a sí misma
Más allá de los premios, Diane Keaton será recordada por su autenticidad. Nunca se casó ni tuvo pareja estable pública, pero sí fue madre adoptiva de dos hijos. Defendió su individualidad en un mundo que le exigía encajar, y su sentido del humor y excentricidad la convirtieron en una figura entrañable dentro y fuera del set.
En una entrevista, confesó: “No quiero ser identificable. Quiero cambiar, evolucionar. Quiero una vida como la de Katharine Hepburn: crecer y seguir trabajando.” Y así lo hizo: Keaton se reinventó sin perder su esencia, demostrando que el paso del tiempo no apaga el talento ni el espíritu libre.
Hoy Hollywood la despide con admiración y nostalgia. Diane Keaton no solo interpretó a mujeres inolvidables, sino que inspiró a generaciones a ser auténticas, imperfectas y valientes. Su voz, su risa y su estilo quedarán grabados en la historia del cine.