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“Los padres también rompen” Joy Huerta revela la decisión más dolorosa de su vida y el adiós que la marcó para siempre

Joy Huerta rompe el silencio sobre la herida que inspiró su canción más triste

Joy Huerta
Joy Huerta Joy Huerta reveló su mayor dolor (HBO)

Durante casi dos décadas, Jesse & Joy han conquistado el corazón del público con letras que tocan las fibras más sensibles del alma. Su música, que combina ternura, melancolía y esperanza, ha acompañado a millones en momentos de amor, pérdida y reconciliación. Pero ahora, cuando muchos creían conocer la historia detrás de sus canciones más icónicas, el nuevo documental Lo que nunca dijimos (disponible en HBO Max) revela una verdad mucho más profunda y dolorosa: una historia de ruptura familiar, fe y una perrita llamada Pretzel, que cambió para siempre la vida de Joy Huerta.

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La herida que dio origen a una canción

Joy Huerta
Joy Huerta Joy Huerta reveló su mayor dolor (HBO)

En el documental, Joy se sincera como nunca antes. Entre lágrimas, recuerda una de las etapas más difíciles de su vida: una adolescencia marcada por el control y la autoridad de su padre, un pastor evangélico cuya estricta crianza terminó por romper el vínculo familiar. “Yo no podía estar con nadie porque no paraba de pensar en cómo me iba a salir de mi casa. Lo único que me mantenía estable mentalmente era mi perrita Pretzel”, confesó la cantante.

Pretzel, una pequeña cocker spaniel, se convirtió en su refugio emocional. Era su compañía en los días de angustia y su consuelo silencioso en un hogar donde el amor se sentía condicionado. Sin embargo, cuando Joy finalmente decidió irse de casa para salvar su salud mental y encontrar su libertad, enfrentó un golpe devastador. “Al momento de agarrar a mi perrita, él me dice: ‘no, ella se queda conmigo’. Ha sido de las decisiones que hasta la fecha no puedo del dolor, porque siento que me escapé de ella y al poco tiempo se murió.”

“¿Con quién se queda el perro?”: una despedida que dolió más allá del amor

Durante años, miles de fans creyeron que “¿Con quién se queda el perro?” hablaba de una ruptura amorosa. Sin embargo, el tema que da nombre a su disco de 2011 fue en realidad una catarsis: la manera en que Joy transformó el duelo por la pérdida de su perrita y el dolor de sentirse traicionada por su propio padre.


La muerte de Pretzel, que ocurrió poco tiempo después de su partida, marcó profundamente a la artista. Esa experiencia no solo dio origen a una de las canciones más emblemáticas del dúo, sino que se convirtió en una metáfora del desarraigo, del amor incondicional y de las heridas que deja crecer bajo el control del miedo.

En redes sociales, la revelación ha generado un profundo eco entre los fans, quienes han expresado su empatía con mensajes como: “Qué tristeza los padres que rompen a sus propios hijos”, “su papá fue su peor enemigo” o “los padres también destruyen”. Palabras que reflejan un dolor colectivo: el de tantas personas que alguna vez tuvieron que soltar lo que más amaban para poder sobrevivir.

La música como refugio y redención

El documental también explora la compleja relación de los hermanos con la religión y su padre. Criados en un hogar profundamente religioso, Jesse y Joy encontraron en la música una forma de escapar de lo que describen como “una religión fría que los asfixiaba”. “Yo me iba a escapar, dije ya lo tengo planeado. Me voy a morir en el intento, pero yo me voy a escapar”, recordó Joy sobre aquel momento decisivo que marcó su independencia emocional y artística.

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Las palabras de Joy resuenan porque recuerdan una verdad que muchos prefieren callar: a veces, el daño más profundo no proviene del desamor, sino del propio hogar. Su historia es un recordatorio de que amar a los hijos implica darles libertad, no miedo; acompañarlos, no poseerlos.

A través de su vulnerabilidad, Joy Huerta ha demostrado que incluso del dolor más desgarrador puede nacer algo hermoso. ¿Con quién se queda el perro? ya no suena igual —ahora, cada acorde lleva el eco de una despedida, de una pérdida que dolió en silencio, pero también de una mujer que aprendió a sanar cantando.

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