Julieta Cazzuchelli, conocida artísticamente como Cazzu, no solo se ha consolidado como una de las voces más influyentes del trap y la música urbana latina, sino que también ha vivido un año marcado por su maternidad y la intensa batalla por los derechos sobre su hija, Inti. Tras su separación de Christian Nodal, la cantante argentina ha compartido públicamente los desafíos que enfrenta como madre soltera, revelando momentos que han generado indignación y empatía por igual.
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Su testimonio ha encendido las redes, especialmente después de que detallara una mediación con el abogado de Nodal donde le fue negado un permiso de viaje para su hija, un episodio que usuarios están señalando como alarmante.

Recientemente Cazzu relató cómo la mediación con el abogado de Nodal se convirtió en un momento de tensión extrema. Mientras buscaba un permiso de viaje que le permitiera cumplir con compromisos profesionales, recibió una advertencia directa: el permiso podía ser revocado en cualquier momento, dejándola sin control sobre los traslados de su propia hija. La artista describió la situación como aterradora y deshumanizante, sintiéndose impotente ante la amenaza implícita de perder autonomía sobre su vida y la de Inti.
Este tipo de limitaciones no terminan ahí. La cantante también ha denunciado que la manutención proporcionada por Nodal es insuficiente frente a las necesidades de su hija y los gastos de crianza, una situación que repercute directamente en la estabilidad y bienestar de la menor. La combinación de restricciones legales y económicas ha llevado a internautas y expertos a señalar que Cazzu podría estar enfrentando un caso de violencia vicaria, un fenómeno que muchas madres solteras sufren en silencio.

¿Qué es la violencia vicaria y cómo se manifiesta?
La violencia vicaria se produce cuando un progenitor utiliza a los hijos como herramienta para dañar emocional, psicológica o económicamente al otro progenitor. No implica necesariamente agresión física directa, sino maniobras de control y manipulación que afectan el bienestar de la madre y, por extensión, de los hijos.
En el caso de Cazzu, algunos de los indicios que internautas han recopilado como señales de violencia vicaria incluyen:
- Negación de permisos de viaje, limitando la autonomía de la madre.
- Manipulación económica, ofreciendo manutención insuficiente o arbitraria.
- Uso de abogados o procedimientos legales para ejercer presión sobre la madre.
- Amenazas o advertencias directas sobre el control de la vida de la madre y la hija.
Aunque por supuesto todas son meras especulaciones basadas en los testimonios de la argentina, estos actos no solo generan estrés y ansiedad, sino que también pueden tener efectos negativos en el desarrollo emocional de los hijos, creando un ciclo de tensión y conflicto que muchas veces queda invisible ante la sociedad.
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Un problema social que afecta a muchas madres
La experiencia de Cazzu pone de relieve un problema que va más allá del espectáculo: la violencia vicaria afecta a numerosas madres solteras en todo el mundo. Aunque ella tiene los recursos para recurrir a abogados y tribunales, muchas mujeres no cuentan con esa posibilidad y deben enfrentar estas situaciones sin apoyo legal o económico. Esto evidencia cómo el sistema puede favorecer al progenitor con mayores recursos y perpetuar dinámicas de control que afectan directamente la crianza y bienestar de los hijos.
Cazzu ha decidido enfocarse en su carrera y en la estabilidad de su hija, pero su relato resalta la importancia de visibilizar la violencia vicaria como un problema social real, que exige conciencia, apoyo legal y medidas de protección para madres e hijos.