Todo comenzó en 2009. Michelle Pozo, hoy de 33 años, cuenta que cuando tenía 19 —recién llegada a Quito—, extrañaba compartir su amor por Shakira. Fue entonces cuando conoció a Jesús, “Chompo”, otro fan de Guayaquil, y juntos decidieron fundar algo más que un club: una comunidad.
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En una época con menos redes sociales, los métodos eran más creativos: pegar afiches por el Parque de la Carolina que preguntaban “¿Te gusta Shakira? ¿Quieres unirte al club?” y dejaban un correo electrónico. De ahí nació una vibrante comunidad nacional.
Raíces que laten desde la infancia
Michelle no recuerda el instante preciso en que se enamoró de Shakira; fue algo que llegó con la niñez. Su mamá recuerda que ya de niña bailaba “Ojos Así” mientras su abuelo le hacía faldones al estilo de la artista. Al encontrar los CDs de Shakira de su tío, fallecido, comprendió que fue esa música la que encendió su pasión. Y desde los 4 o 5 años hasta los 33, ese vínculo no se ha apagado.
Una familia que une
El Club de Fans de Shakira en Ecuador está formado por unos 40 miembros distribuidos en Quito, Guayaquil, Ibarra y Manabí. No es solo una afición musical: son amigos transformados en familia. Celebran ‘Shakifiestas’ donde cantan, bailan, hacen karaoke y algunos incluso se presentan con talento.
Mantener el club activo durante tantos años —desde 2009— ha sido posible gracias a ese lazo familiar: “¿Cómo te fue en tal cosa? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?” —se preguntan—, mucho más que compartir un gusto musical.
Sueños al alcance con su llegada
Shakira no suele visitar Ecuador con frecuencia, y cuando lo ha hecho, siempre fue sin encuentros cercanos: en 2006 ni siquiera existía el club y en 2018 fue solo a Guayaquil sin posibilidad de interactuar con ellos. Ahora, con tres fechas en su agenda, los fans sueñan con un poco de cercanía, incluso una foto o saludo.
Michelle destaca que los integrantes del club llevan años siguiéndola, no son seguidores pasajeros atraídos por la actual viralidad mediática, sino fans de toda la vida. Es un momento esperado como “un regalo de Navidad adelantado”.
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Con noticias, globos y corazones dorados: los fan actions
El Club está preparando sorpresas llamadas “fan actions”. Inspirados por ideas de otros países —como los globos en México— quieren lograr un efecto visual emocionante durante el concierto . En 2018 ya hicieron “Corazones Dorados”; ahora, planifican nuevas acciones que activarán juntos, con coordinación en redes sociales para sumar voluntades.
Previo al concierto, la actividad crece: se reúnen más seguido, pasean por parques, reparten los famosos “shakidólares” y comparten helados. Todo con una temática: Shakira al máximo.
Gratitud y propósito más allá del ritmo
Si pudiera hablarle directamente a Shakira, Michelle le diría primero: “Gracias”. Gracias por su música, sí, pero sobre todo por cómo sus letras y su evolución acompañan el crecimiento personal de sus fans. Ella misma ya no es la misma chica de 17 años con el sueño de un club de fans, gracias a las experiencias que Shakira refleja en sus canciones.
Además, admira cómo Shakira aprovecha su voz para algo más: las fundaciones, el mensaje social. El club intenta replicarlo: ayudan, colectan, y siembran conciencia como ella.
La esencia del club: música, amistad y solidaridad
Desde esos afiches en el parque hasta los fan actions cuidadosamente planificados, el Club de Fans de Shakira en Ecuador es mucho más que admiración musical. Es una comunidad:
- Luminosa y alegre, con karaoke, bailes y presentaciones.
- Fuerte y duradera, fusionada en una verdadera familia.
- Creativa y motivadora, capaz de organizar acciones que contagian emoción.
- Consciente y solidaria, inspirada en las causas que Shakira abraza.
A pocos días de la llegada de su ídolo, ese grupo de 40 fanáticos representa lo más auténtico del fandom: una celebración de quien eres, con quienes te acompañan y lo que compartes.