El cine de terror ha evolucionado notablemente en los últimos años. De los clásicos sustos provocados por casas embrujadas, espíritus y posesiones demoniacas, hemos pasado a una narrativa que explora las emociones más profundas y la vulnerabilidad de la mente humana. Películas como Hereditary, Midsommar o The Babadook demostraron que el horror puede ser un espejo del duelo, la pérdida y la fragilidad emocional.
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En este contexto llega Bring Her Back (A24, Sony Pictures Realising), el nuevo proyecto de los hermanos Danny y Michael Philippou (Talk to Me), que combina drama, terror psicológico, gore y horror corporal con lo sobrenatural para ofrecer una experiencia que eriza la piel y deja un vacío inquietante en el estómago.
Un relato de dolor, trauma y desconexión

Bring Her Back sigue la historia de Andy (Billy Barratt) y su hermana menor Piper (Sora Wong), quien es débil visual. Tras la repentina muerte de su padre, ambos son enviados a vivir con Laura (Sally Hawkins), una trabajadora social que también lidia con la pérdida de su hija y que está dispuesta a adoptarlos como suyos. Lo que al principio parece ser un refugio para ambos, pronto se convierte en un espacio inquietante, en donde Andy descubre que algo en Laura y su otro hijo adoptivo, Oliver (Jonah Wren Phillips), no encaja.
Lo impresionante de la película es que no recurre a jump scares ni a sustos típicos. Cada escena genera incomodidad y nos sumerge en el duelo, la desesperación y la desconexión emocional de los personajes. Los Philippou logran que el terror sea auténtico, no necesariamente por lo sobrenatural, sino al explorar la obsesión de Laura por revivir a su hija, a costa del sufrimiento de los hermanos y sumiéndolos en su propia desesperación.
La construcción del suspenso es impecable. La narrativa equilibra momentos de tensión contenida con estallidos de violencia visceral inesperada que terminan por sumar al malestar.

Un elenco brillante que ofrece actuaciones estremecedoras
En cuanto a actuaciones, Sally Hawkins brilla como Laura, ofreciendo una interpretación que bien podría considerarse digna de un Oscar, al equilibrar fragilidad emocional con un matiz siniestro que provoca miedo y, al mismo tiempo, una extraña sensación de lástima. Billy Barratt y Sora Wong construyen un vínculo fraternal auténtico y conmovedor, aportando el corazón humano que hace que la película funcione más allá del terror explícito. Lo interesante de este elenco juvenil es que Wong interpreta a Piper, un personaje con discapacidad visual como ella, que se muestra de manera natural y nunca reducido a su condición.

La película da un espacio importante a actores con capacidades diferentes sin condescendencia, integrando su experiencia de forma auténtica dentro de la historia y permitiendo que su talento y emociones sean el verdadero foco, más allá de su discapacidad.
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Por último pero no menos importante, Jonah Wren Phillips (Ollie) aporta una presencia inquietante que mantiene la tensión durante toda la película (sí o sí tienes que ver la cinta para saber más de él).
Bring Her Back definitivamente no es para todos pero ya se ha ganado un lugar entre las mejores películas de terror del año gracias a una propuesta que invita a reflexionar sobre el duelo y la fragilidad de la mente. Esta es una exploración incómoda de cómo la pérdida puede distorsionar la percepción de la realidad y llevar a decisiones extremas, ofreciendo un retrato oscuro de la humanidad frente a la tragedia que combina lo visceral con lo emocional de manera inesperada.