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“The Real Gold”: Juliana Plexxo rinde homenaje al maíz, la tierra y nuestras raíces latinoamericanas

La artista Juliana Plexxo presenta en el Museo Guayasamín de Quito su colección “The Real Gold”, una serie de grabados únicos que rinden homenaje al maíz como símbolo de vida, naturaleza y herencia cultural. Su mensaje viaja del campo… ¡hasta el espacio!

Juliana Plexxo presenta su obra "The Real Gold" en Quito.
Juliana Plexxo Presenta su obra "The Real Gold" en Quito.

La artista colombo-ecuatoriana Juliana Plexxo ha encontrado oro. Pero no el que brilla en las joyas ni el que mueve fortunas, sino el verdadero: el que crece en la tierra, alimenta pueblos y simboliza el alma misma de Latinoamérica. Se trata del maíz, eje de su nueva colección “The Real Gold”, una serie de grabados en metal que se presenta este mes en el Museo Guayasamín de Quito.

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La muestra nace de una investigación profunda: tres años viajando por México, Colombia y Ecuador, conviviendo con comunidades indígenas y escuchando sus relatos. Uno de ellos, compartido por habitantes de la península de Yucatán, cuenta cómo los mayas ofrecieron maíz —y no oro— a los conquistadores, revelando así qué era lo más valioso para su cultura. “Ahí comprendí que la verdadera riqueza de nuestra región está en la naturaleza, en el maíz, en nuestra conexión con la tierra”, explica Juliana.

Lejos de la ostentación, su obra es una oda a lo sagrado de lo cotidiano. “Mis grabados dorados no alaban al oro que causa guerras, sino al maíz que representa vida, comunidad y memoria ancestral”, afirma. En su técnica, cada grabado se imprime una sola vez y luego se destruye la plancha original, como símbolo de unicidad, respeto por el proceso artístico y reivindicación del grabado como arte mayor.

Sus inicios y aprendizajes

Juliana estudió esta técnica con el maestro catalán Virgili Barbará, hijo de Joan Barbará, en cuyo taller pasaron figuras como Dalí, Miró y Chagall. De allí aprendió no solo el dominio del metal, sino también el valor de lo efímero, de lo irrepetible. “Destruir la plancha es mi manera de darle todo a una sola obra, de decir: esto es irrepetible, como lo son nuestras raíces”, añade.

Quito no es una ciudad cualquiera para ella. Vivió aquí por una década, y exponer en el Museo Guayasamín es, en sus palabras, “un honor inmenso”. Su voz se entrelaza con la del maestro ecuatoriano: orgullo por lo latinoamericano, por las raíces indígenas y por el deber de proteger la naturaleza. “Guayasamín no solo nos dejó arte, nos dejó un discurso, una forma de ver la historia. Ese mismo compromiso lo quiero continuar”.

Pero su mensaje va más allá de las paredes de un museo. En colaboración con Art to Space, Juliana envió una de sus obras a la estratósfera. “Fue una experiencia mágica. Para mí, el ser humano no debe tener límites mentales. El universo no los pone, los ponemos nosotros”, dice con convicción.

El mensaje que llega a Quito

Su voz, su arte y su mensaje ya han llegado a metrópolis como París, Nueva York y Mónaco. Y esta misma colección viajará luego a esas ciudades: el 10 de septiembre en Nueva York y el 20 de octubre en una exposición colectiva durante Art Basel París, junto al artista californiano Corey James y obras del maestro Joan Barbará.

“The Real Gold” estará abierta al público del 15 de agosto al 15 de septiembre en el Museo Guayasamín. Una invitación abierta a redescubrir qué valoramos como sociedad, a mirar con nuevos ojos nuestras tradiciones y a recordar que el oro verdadero no se encuentra en minas, sino en los granos que brotan de la tierra.

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