Entrevistar a Alejandro Dolina es algo en lo que el periodista debe saber que no va a extraer un diálogo disconexo y plano.
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Dolina, uno de los referentes culturales más lúcido, ingenioso y ácido de Argentina, responde a cada pregunta que podría resultar enrevesada con una sencillez, humor y aplomo, que hacen recordar la importancia de la semiótica platoniana, en este caso, involuntaria.
Al preguntarle al conductor de La venganza será terrible-programa con más de 30 años–, cómo logra esa rapidez y agilidad en sus conversaciones con Patricio Barton y Gillespi, responde que él no es «una persona rápida», que le gusta pensar sus respuestas y que no se reconoce en «esa lucidez instantánea».
Tras tratar de rebatirle, Dolina habla de su mundo interior.
«Yo creo que todos tenemos una parte que siempre anda entre las nubes, depende de nosotros construir unas nubes hospitalarias que no sean nubarrones bajos o negros, para salir de la realidad hay que ir a un mundo mejor, hay gente q se sale y va a un sitio peor. Me gusta pensar, no como pensador profesional, me gusta darle la vuelta a alas cosas como podrían ser, buscar lo que es igual entre lo que […] Esto es entretenimiento de solitario, que cuando uno lo agiliza lo puede llevar modestamente a un lado profesional», expone.
El escritor, cuenta que le gusta estar solo pero cuando es su elección.
«Tampoco creo en esas personas que piensan que en la soledad van a encontrar la paz. A veces uno cuando está solo es peor que cuando estás con gente», asevera.
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SUS VOCACIONES
Locutor, escritor, actor de teatro, y aficionado a la música, Dolina afirma que se siente diferente, con cada uno de sus roles.
Como escritor, expresa que su «prosa fluye dificultosamente», lo cual le produce «unos estados de pésimo humor».
«Es raro que yo esté eufórico, y cuando es así, lo aprovecho para vivir», manifiesta.
Dolina, pese a que asegura que de lo que se siente más orgulloso en su carrera laboral es de sus libros, califica la escritura como «una actividad áspera», que no le resulta «placentera» y cree que el secreto reside en el trabajo.
Hay tardes q la escritura se hace imposible[…]Cuando yo estoy escribiendo estoy solo, es una actividad áspera.[…] Yo siento que el trabajo es lo que importa. Si uno se sienta en el umbral de su casa, esperando que le llegue la inspiración no llega. Uno piensa en una idea, que a veces son como ramas amontonadas, a lo mejor la idea es la quinta pero tienes que llegar a la primera. La idea es trabajar y perseverar», define.
El locutor, comenta que cuando se sienta frente a un piano donde no tiene esa experiencia, experimenta fluidez y pasa ratos agradables, al igual que cuando va a la radio.
«Yo voy a la radio con mis amigos, hacemos los programas con público (antes del Covid-19), es una situación socialmente grata[…] Yo estoy esperando todo el día como un niño el momento de llegar al programa durante el día», cuenta.
Dolina, también cita «el miedo escénico», y la «sospecha» de pensar que no se logrará el objetivo laboral.
«En el escenario algunos actores y cantantes por ahí sospechamos que un accidente, un olvido, una torpeza, pueden dejar la verdad de que somos unos imbéciles. Eso es el miedo escénico, miedo que ocurra algo que no ha sucedido«, señala.
La venganza será terrible es uno de los programas más populares de Argentina, destacado por su ironía y humor. Pero para el conductor, este último hay que saber dosificarlo.
«El humor es importante pero debe ser escaso. Me da la sensación de que el humor es como la sal, uno necesita siempre un poco de sal pero comer solo sal es una cosa espantosa. Sor Juana Inés de La Cruz, refiriéndose al amor, también lo comparaba con la sal ‘daña su sobra y su falta’ . Y en la vida lo mismo, me gustan las personas alegres, decidoras e ingeniosas, pero es cierto que tener a nuestro lado a una persona siempre haciendo bromas o repitiendo el mismo chiste es insoportable», opina.
SU RELACIÓN CON EL FEMINISMO
Dolina, «sin saberlo», entró en contacto con el feminismo desde pequeño.
El conductor, cuenta que ha visto varias veces cómo individuos en situación superior a nivel jerárquico sobre una mujer, han tratado de seducirla y al ser rechazados, utilizando su poder, las han sancionado.
El escritor, formula que ahora lo ve mucho menos.
«Afortunadamente, la gesta de la mujer es una de las más evolucionadas en estos tiempos tan retrógados. Se ha instalado por lo menos una especie de pudor.No digo que los tipos no hagan nada, pero se cuidan, por debajo se oyen vocecillas de patriarcado sottovoce(cuchicheos).Se ha hecho a pura lucha, pero no es fácil», puntualiza.
Dolina, rememora «abusos, atropellos y malos tratos» que percibió desde pequeño.
El conductor, recuerda una anécdota en un bar, donde junto a sus amigos, estaban sentados sobre una mesa a la vereda. Desde allí, «se veían unas chicas esperando el omnibus durante unos 20 o 30 minutos en adelante».
Era alrededor de la 1 de la madrugada y parecían nerviosas. En un momento pararon unos hombres en una camioneta.
«De ahí empiezan a decirle cosas de un modo inconexo, no se entendía mucho, ni siquiera era una invitación a subir a la camioneta, aunque habría sido peligroso, pero las estaban insultando, entonces yo pensé ‘No tienen ninguna intención de seducirlas, tienen solo la intención de ofenderlas».
Dolina, se declara desde su niñez «enemigo del piropo».
«Esos tipos no estaban halagando, en general el piropo en un 80 por ciento tiene esa intención intrusiva, intención de entrometerse y usurpar un lugar que no le ha sido concedido.Lo peor de todo es que es ineficaz, porque las mujeres no se van con el que piropea, entonces me parece una de las instituciones mas inútiles«, desgrana.
Asimismo, declara que el hombre ha de «tener una actitud muy cuidadosa» debido a la crianza «en el molde de patriarcalistas», y no apoya que los varones «sobrecarguen el discurso feminista para generar simpatía».
INGENIO Y ESCRITURA EN CUENTOS DE CUARENTENA
Dolina narra que realizar La venganza será terrible les está trayendo a él y a su equipo más de un dolor de cabeza, debido a cuando suceden «imperfecciones técnicas».
Otro punto en clave, es que el programa, previo a la pandemia, tenía espectadores y eso también le ha afectado.
«Jorge Dubatti ha hablado de convidio, la presencia del artista y el espectador. Si eso no se da produce una situación intensa. Eso ya no está y afloja bastante la eficacia. De la situación teatral ni hablemos, al contar con público tenía mucho de teatral», revela.
Sobre si la pandemia cambiará el mundo positivamente, el locutor se muestra un poco escéptico y cita el ejemplo de la educación en el siglo XIX.
«En el siglo XIX, la educación se hizo prácticamente universal,Augusto Comte vio cómo crecía la escuela pública y dijo que cuando todo el mundo aprendiese a leer ya casi todos nuestros conflictos se solucionarían y no fue así. En general, las cosas cambian pero muy lentamente y no por una pandemia o algo puntual si no por una multiplicidad de hechos y sucesos», deshila.
Sobre la escritura, enuncia que está escribiendo bastante durante este periodo.
El escritor, habla sobre su próxima nueva obra, que es «al mismo tiempo un libro de relatos y una novela. Se llama Notas de pie«.
«Se trata de cuentos escritos por un escritor ficticio que acaba de morir más o menos violentamente y hay una edición de estos cuentos que se publican y el que escribe el prólogo y las notas al pie es un discípulo erudito, tú lees los cuentos y ves una nota del discípulo, hasta que conforme avanza el libro, las notas se hacen más frecuentes y más largas, y vemos el odio del discípulo hace el escritor. Y ahí en vez de cuentos de Vidal Morosov se retrata al discípulo erudito Franco de Robertis», describe.
El humor surrealista, la imaginación y fantasía no faltan en la cabeza de Dolina, que logró convertir todo su mundo interior en su sustento.