La gastrónoma Cristina Duch y la nutricionista Geles Duch son directoras del Grupo de Apoyo Nutricional (GAN), entidad que se dedica a divulgar información sobre alimentación saludable. De esta forma, evitan problemas de obesidad junto con enfermedades relacionadas con la comida, tanto de nuestros hijos como de nosotras mismas.
¿Cómo podemos educar a nuestros hijos para que tengan una nutrición equilibrada? ¿Qué hacemos si tienen una alergia alimentaría? ¿Qué recetas podemos utilizar para que toda la familia tenga una alimentación equilibrada? ¿Qué alimentos hay que evitar? Todas estas preguntas son respondidas en el libro «¡Quiero más!», ofrece información clara sobre la nutrición, y casi 100 recetas fáciles y equilibradas que resolverán más de un quebradero de cabeza a la hora de organizar los menús de toda la semana.
En su visita a Chile, conversamos con su co autora, Geles Duch, quien nos entregó algunos tips para que relacionemos a nuestros hijos con la alimentación saludable.
Cuando un niño no quiere comer cierta comida, ¿el principal error de las madres sería no insistir en que se la coman?
Desde luego, el principal problema es el que acabas de decir. Nadie nace sabiendo, los sabores son todos nuevos y extraños. Nuestro gusto es inmaduro; entonces, a muy pocos niños les gusta todo la primera vez que lo prueban, sólo los muy tragones. A la inmensa mayoría se les debe acostumbrar, educar su paladar, y no una sola vez, sino que varias veces. Pensemos cuántas veces le dices a un niño que se lave los dientes, cuántas veces al día, durante cuántas semanas, meses, años. No dudes que si esta insistencia lo hiciéramos con «cómete el pescado», seguro que al final el niño toma el hábito y le gusta para siempre. Pero reconozcamos que como madres muchas veces nos da pereza luchar por cada cosa y priorizamos los estudios, dientes, orden… Y la comida siempre se queda atrás porque si no come una cosa, ya comerá otra.
¿Es relevante crear un menú semanal para los niños? ¿En qué ayuda?
En realidad, crear un menú semanal es básico para poder controlar lo que realmente se come. Si no lo hacemos, no somos conscientes de lo que comemos o lo que damos de comer.
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