Como si hubiera salido del guión de alguna comedia romántica de Hollywood. Así es la vida de la princesa Sofía de Suecia, quien pese a la polémica y el escándalo, supo instalarse en la realeza y ganarse el corazón de la sociedad sueca.
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Sofía Hellqvist nació y se crió en Täby, una pequeña comuna de Estocolmo, en una familia de clase media.
Al cumplir la mayoría de edad, decidió mudarse a Estocolmo, y con su indiscutible belleza, encontró trabajo como modelo, trabajadora en una tienda de deportes, en una fábrica de plásticos y camarera.
Desnudo histórico
Ya con 20 años apareció en la portada de la revista sueca Slitz, donde posaba en toples con una boa constrictor enroscada en su cuello. Luego formó parte del famoso reality show sueco, Paradise Hotel.
En 2005 se mudó a Nueva York, donde comenzó a estudiar contabilidad. Y para sustentar sus gastos fue camarera, modelo, profesora de yoga e incluso stripper.
Según Vanity Fair, Sofía admitió que en Manhattan conoció a la actriz porno Jenna Jameson, con la que llegó a grabar algunas escenas porno en Los Ángeles. Casi inmediatamente volvió a Suecia.
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Algunos rumores aseguran que Carlos Felipe la conoció en un club nocturno. Otros indican que fue en un restaurante, presentados por amigos en común.
Pasado criticado
Los inicios de la relación no fueron fáciles por el pasado de la modelo, muy mal visto por la familia real.
El 27 de junio de 2014, la casa real anunció su compromiso a través de un comunicado oficial. Pero la noticia cayó como un balde de agua fría a la sociedad sueca, y el príncipe salió a defender públicamente a su prometida, dejando en claro que su familia siempre había aceptado a su futura esposa.
El 13 de junio de 2015, Sofía y Carlos Felipe se casaron en la capilla del Palacio Real de Estocolmo.
Un año después se convirtieron en padres de Alexander. Al año siguiente, nació Gabriel.
La pareja se mantiene unida, cinco años después del controversial enlace.