Jennifer Lawrence finalmente se juró amor eterno con Cooke Maroney, en una hermosa y excéntrica boda en el Castillo de Belcourt, en Rhode Insland, al noreste de Estados Unidos.
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A la boda poco convencional en el imponente edificio, que es famoso por sus fantasmas, asistieron 150 invitados entre los que destacaron Kris Jenner, Adele, Emma Stone, Bradley Cooper, y Stavros Niarchos III, ex novio de Paris Hilton.
La actriz deslumbró con su imponente vestido de novia brillante que según aseguraron algunas fuentes a medios estadounidenses fue elaborado por Dior, y llevaba transparencias, y un cuello alto.
Para el cabello, la protagonista de Los Juegos del Hambre, optó por un peinado muy sofisticado con un moño alto y un maquillaje natural, que la convirtieron en la novia más hermosa.
Una de las cosas que más llamaron la atención fue su exótico menú que estuvo lleno de tortitas de camote, coles de Bruselas con yema de huevo curada, panceta de cerdo ahumada con manzana y de postre un budín de pan.
Jennifer y Cooke se conocieron cuando su mejor amiga, Laura Simpson, los presentó, y de inmediato quedaron flechados, comenzando su romance en la primavera del año pasado.
Y en febrero de este año, la pareja confirmó los rumores de su compromiso, cuando la famosa actriz fue captada luciendo muy feliz su hermoso anillo.