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La princesa Diana nunca quiso un divorcio pero la reina Isabel fue clave en esta decisión

La princesa Diana nunca quiso renunciar a su matrimonio con el príncipe Carlos, ni siquiera después de que Carlos admitió públicamente su relación con Camilla Parker-Bowles. Esto es lo que finalmente cambió de opinión, o, deberíamos decir, «quién».

Cuando Lady Diana Spencer se casó con el príncipe de Gales en una boda de cuento de hadas en el verano de 1981, tenía razones para creer que todavía sentía algo por su antiguo amor, Camilla Parker-Bowles. Pero Diana se casó con él de todos modos, esperando un final de cuento de hadas. En cambio, ese final se transformó en un montón de papeles de divorcio en 1996.

Pero la verdad es que el divorcio nunca es lo que Diana quería. «Dada la opción, ella se habría quedado y habría tratado de hacer un matrimonio feliz», dijo su entrenador / confidente personal, Jenni Rivett, en un episodio reciente de The Royal Box de Yahoo, citado por Reader’s Digest. Hubo solo un problema.

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El divorcio de la princesa Diana con el príncipe Carlos

«Ella amaba a Carlos», dijo Rivett, quien trabajó con Diana desde 1991 hasta la muerte de Diana en 1997, durante el episodio. También habló del aura de melancolía que Diana llevaba consigo mientras su matrimonio se desmoronaba.

“Ella no era la que quería separarse o divorciarse. Ella estaba triste por eso. Ella quería ser una esposa amorosa. Además, adoraba a sus hijos y no quería explicarles lo que había sufrido cuando era niña cuando sus padres se divorciaron», añadió.

A pesar de que ella y Carlos habían estado viviendo separados desde 1992, Diana se opuso al divorcio, como lo dejó claro en una entrevista televisada de noviembre de 1995 con Martin Bashir. Fue durante esa misma entrevista cuando Diana pronunció la famosa frase: «Bueno, éramos tres en el matrimonio, así que estaba un poco abarrotado».

Los críticos de la princesa afirmaron que su posición contra el divorcio no era más que un esfuerzo por hacer que Carlos se viera mal, informó el New York Times en 1996. Todo esto molestó a la suegra de Diana, la reina Isabel II.

Al parecer, ya fue suficiente, y a fines de diciembre de 1995, la Reina le escribió a la pareja, instándoles a que se divorciaran y terminaran, informó el New York Times  poco después.

Finalmente, el 29 de febrero de 1996, Diana cambió de opinión, de mala gana, y aceptó el divorcio. Se finalizó en agosto de ese año, y así culminó su historia con el príncipe.

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