La duquesa de Sussex, Meghan Markle, ha logrado su espectacular figura durante años con el yoga, disciplina que domina a la perfección, pues su madre es instructora de yoga.
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Cuando se casó con el príncipe Harry y se mudó a Inglaterra se rumoreó que había pedido la construcción de un estudio en su casa de Frogmore Cottage para ejercitarse con comodidad.
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Incluso medios británicos aseguraron que, durante el embarazo, la duquesa se levantaba todas las mañanas a practicar yoga.
Pero, en el número de la edición británica de Vogue en la que Meghan estuvo como editora invitada, reveló que en los últimos meses dejó de practicar yoga y comenzó con una nueva rutina.
Se trata de una clase conocida como Ritual, una práctica que obliga a utilizar el corazón tanto como el core, ese grupo de músculos que compone el centro de gravedad y afecta el equilibrio.
Esta clase se da en el estudio londinense Heartcore, y que además incorpora elementos de pilates, ejercicios de barra y hasta yoga para crear un entrenamiento de cardio de alta intensidad.
Meghan hizo mención a su nuevo entrenamiento en la sección de belleza del especial que ha ayudado a crear para ayudar sobre los ejercicios que se centran más en la belleza interna y menos en resultados que se obtienen a nivel físico, con el poder de la meditación y respiración.